Imágenes de la enterrada
Y más he de huir de mi razón
de mi verdad bien servida
de mis brazos abrasivos
y más he de encontrarme
La cruel. La que ama los rincones orillados. La victima de sí misma.
Cicatrices como lombrices vivas arrastran su fosforescencia en la memoria.
Dolor de la parturienta. Neuronas supurando detrás de la sutura.
Nacimiento de una idea abortada la víspera. La condenada y su re cuerdo
Muda vacía jirones de incendiadas palabras
Toda la soledad de ser perseguida por un rostro de trizada ave.
Toda la sensación de triturada lengua. Odas interiores que no salvan nada.
Destellos de incendio. Veladas imágenes que poseo.
Monstruosidades mías que no dan miedo.
Aletazos en la desesperación
Entrañas donde el corcel se pierde, bosque encantado. Tan roja y cristal tus ramas, tus descensos. Todo enredado el pez boquea. Todo redada el pescador fosea. Anzuelos que tiendo mientras espero. Corcel hundiéndose en un mar de lágrimas que salpican tus hojas.
Entrañas para los perros.
Corazones disolviéndose en la cal de la fosa común
Todo es lo mismo. Oquedad de nuncas y siempres todo extremo en el centro es un despecho. La garza o el equilibrista ciego a orillas del estanque o al filo de la cuerda.
Todo es lo mismo. Salvación del vacío: el deseo es siempre hambriento.
Ángeles caídos en la fuente de los deseos
Han llegado. Cometa o pájaro sus transfiguraciones. Rumor húmedo en el sexo, sus mutaciones. Han llegado. Tuvieron sed. Sus manos escarbaron las arenas.
Latidos de agua entre las dunas ¿han llegado?
Alas envejeciendo en la fuente riente hablan del tiempo. Las tardanzas.
El sonido: saltado de tímpano para la muerte
Come sordera. Oído al tañido desteñido. Yanta sordera.
Que liberen los golpes secos. El desliz de un cuchillo al cortar la lengua.
El rayo que incendia mi cuerpo de madera. Que respiren afonía todas las palabras. Mudanza de voces, llanto yanta sordera
Marioneta catatónica besando el aire
Mi titiritero envejece. Se le enredan los hilos, se duerme en otro cielo, olvida cuidarme. Muchas mañanas amanezco inerte, desesperada, mirando el cielo raso fijamente.
Cuando se habla de las palabras siempre los nudos son difíciles de desatar:
Se demora el poema.
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Virginia Beatrhice Benavides Avendaño (Lima, 1976). Estudió literatura en la UNMSM. Fue codirectora y colaboradora de la Revista Dedo Critico. Publicó el poemario Exstrabismo en el año 2003. Poemas suyos han aparecido en revistas como Isla Negra, Cronopia, Magdala, Sol negro, Poetas del Asfalto, entre otras. Ha participado en recitales de poesía y encuentros literarios. Ha realizado performance y malabares. Este año planea publicar un nuevo libro.
5 comentarios:
Interesante poema, :)
hermoso poema , pero muy fúnebre y triste , como nos gusta a nosotros , la depresión de una vida inmaculada , la ensoñación al borde del suicidio .... perfecta epifanía de fustraciones ....
la crueldad , la soledad, corazones disolviendose , en una tumba ,lágrimas y ardores , fúnebres y catatónicos, una belleza de poema a los que nos tiene acostumbrada VBenavides!!!!!
Maravillosos poemas, una cosa es conocerte del dia a dia, y saber que eres excelente amiga inolvidable.... otra leerte y admirar la sutilieza de tu arte y la profundidad de tus pensamientos...Virginia maravillosa poetiza.... Publica mas... por fa
Gracias por Publicar a una gran artista queremos saber mas
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