sábado, 9 de abril de 2011

Poemas de Nora Alarcón


La poeta Nora Alarcón Ayacucho, 1967) participó este jueves último en en la quinta fecha de “Poemas del Jueves”, ciclo de recitales poéticos en el distrito de Barranco que cada vez gana mayor presencia en el ámbito literario. En esta ocasión comparte con nosotros algunos poemas de su libro inédito “Malvas”, cuya publicación esperamos con mucho entusiasmo. Poesía de las raíces y del viento, que permanece incólume frente a los excesos de la historia y los desbordes de la naturaleza.


La poeta ha cursado estudios superiores de cine y periodismo. Es guionista y asistente de produciones. Ha publicado los poemarios Alas del viento (2000) y Alas de la soledad (2005), en lenguas castellana, alemana y quechua. Ha sido publicada en las antologías poéticas Veinte para los dos de Alejandro Melgar Vásquez (Ediciones Altazor, Perú, 2004) y 21 poetas del siglo XXI (2005) de Manuel Pantigoso. Sus poemas han aparecido en diversas revistas impresas y digitales de literatura. Participó en la coordinación literaria del 1er Ciclo de Poesía Hispanoamericana y Española: Madrid: una ciudad, muchas voces (2009). En agosto del 2010 editó su libro Bellas y Suicidas (Sol Negro Editores).  Administra el blog http://malvitalucero.blogspot.com/



MALVAS


I

Eres una semilla esparcida y podrías echar raíces y ser elegía; pintar
la muerte y la vida de muchas maneras. Borrar los rostros que amaste
sin esperanza y ser disipada como la niebla.
Quedarte en Huari girando la distancia del desafío de lo imposible sin rumbo
o volver sobre tus pasos de malvas al borde del precipicio.


lI

Una grieta, un hechizo y tu mirada...barrida por los vientos y azotada por las tempestades.

No ves a la malva ni a la oscuridad en sus pétalos. Si nos espera el abismo renacemos en fuego.

Salvaje entre parajes, los ichus y tu melodía. Volverás invadido de palabras
por algún campo ecuestre a beber su piel, las copas de su ausencia
y su tormenta entre aroma de leños.


IlI

Fragmento de lo eterno  en orgasmos que iluminan el delirio en ráfagas  de luz
Reflejo que te fuiste   al puerto del ocaso, despertarás en otra estrella
sin la memoria de  este cáliz, sombras invadiendo nuestra piel
                                 témpano que aprieta tu pecho enredado por el duelo.

Existe el maguey donde tatuaste el olvido
Aleja el viento que nos conduce por un túnel al torbellino del adiós.

Malva de fuego renaces y cincelas hasta rescatar el amor que sembraste
Grabado en el mismo corazón de las rocas.


IV

Floreces en silencio rodeado de alysos o alguna tikanka atrapado
en los acordes de un  temple de guitarra morochuca.
No llegarás  a lo irreal  a la orilla  del  río Pampas. Tus procesiones son otras.
Llévate esta cruz y tu pecho de agujeros negros, las espinas nos han cerrado el camino.

Tu  amor es escuchar una música andina una y otra vez con el brujo de la guitarra entre campanarios de Ayacucho y sus adioses.

El dolor de mi poesía se ha extraviado en el ocaso y tus ojos inertes en el pasadizo
de la muerte que de tanto ilusión se fue convirtiendo en despedida.


V

Sales del infinito exilio  que es la indiferencia  de esa  prisión con rejas de acero
libre  de esa cárcel del alma de esa mente tirana que acecha esa lluvia de insomnios
 y  palabras con la  señal del viento  que evoca tus versos.

Regresas del abismo de un lago de la agonía donde nadaste sin fronteras.

Deja que las malvas fluyan  en tus venas en un conjuro de  fuego y  poesía
                                                              en una dimensión de violentas  por siempre


VI

Las malvas devastadas por el fuego de tu espada tamizan la luz

Sus lágrimas detienen tus estériles relámpagos.

Sus semillas en los roquedales de la noche o en el fondo de tus islas
Aparecen, lóbregas y aciagas, como el mar en un lienzo o en un prado que atraviesa un espejo.

El fuego, el relámpago, la semilla, desnuda al destino como el pétalo de un lirio acuchillado.
Es el tiempo de las malvas. El único que existe.


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