domingo, 24 de abril de 2011

Poeta Eduardo Arroyo presenta "Galope de Parcas"




El próximo lunes 2 de mayo, a las siete de la noche, el poeta Eduardo Arroyo (Callao, 1948) presenta su libro de poesía “Galope de Parcas” (Carpe Diem Editora 2011). 

La ceremonia tendrá lugar en el Auditorio de la Derrama Magisterial, (Av. Gregorio Escobedo 598-Jesús María, frente a la Residencial San Felipe). Los comentarios estarán a cargo de poetas Hildebrando Pérez y Marco Martos. 

Eduardo Arroyo es Sociólogo, poeta, ensayista, periodista, promotor cultural. Ha publicado Ante la vida (1987), Entre bosques (1998) y Jardín de ensueños (2004). En esta ocasión les presentamos una breve muestra de su poesía.


ANTE LA VIDA
                  
A la brava generación del 68


La mirada se eleva al firmamento
entre bosques undosos:
eucaliptos y robles,
pino y el romerillo.

¡Tanta vida han visto estos ojos!

La niñez me supo
 a corta edad
de inquietudes,
travesuras
y la tibieza del hogar.

En mi turbada adolescencia
y una trajinada juventud
marchamos en pos de la gloria
hace ya un siglo.

Recorrimos las cimas del heroismo
y las ciudadelas de la ilusión
 buscando tomarlas
movidos por las ansias
del misterio,
quimera del deseo.

Con el pecho abierto
ante la vida
y el corazón en las manos
pusimos toda nuestra sangre
en cada aventura.

Los tiempos no recordarán
una épica mayor.

Millares de jóvenes
escalando montañas,
coronando los picos nevados
de las cordilleras más altas,
abrazados a los arco iris de la esperanza,
colgados de la luna,
surcando entre las constelaciones
en mediod e la lluvia
como lobos bajo el aguacero,
quemados
por el sol de los valles,
tras las bacantes en los prados,
libando entre las ramas,
danzando ebrios y desnudos
sobre ríos helados
y estrellas fugaces,
luces
de la pasión
y del amor.


MISTERIO

La calma se posa sobre la noche plateada.

Beso infinito de tinieblas
donde la memoria
es ya olvido.

Un resplandor deslumbra a un alma
y atraviesa el recuerdo
que vaga por las soledades
buscando eternamente
a un semejante.

El corazón se llena de fantasmas
fecundando sombras en el pecho
mientras las estrellas
las alumbran.

Contemplo asombrado
el encuentro con la noche
¡Oh, Hijo del Cosmos!
y desde lo profundo de mi ser
brota un himno a la vida,
a su enigma y brillo,
a mis padres ya muertos,
a los héroes y amigos,
agradecido por darme el gozo
de hermanarme al universo,
remolino
que lo traga todo
con amor,
sin piedad.

Creí por un momento,
tras mucho meditar,
que la noche me daba su secreto.

Fuí entonces
dios de la creación,
la fuerza que hizo nacer todo
como al principio de los tiempos.

Mas
fue solo una ilusión pasajera.

Aún siglo absorto
contemplando en silencio
el misterio nocturno.



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