El próximo 19 de noviembre en el Instituto Porras Barrenechea, a las siete de la noche se presenta el libro José Carlos Mariátegui y los estudios latinoamericanos, editado por Mabel Moraña y Guido Podestá – Eds. (Pittsburgh: IILI, Serie Críticas, 2009). Esta obra incluye artículos de prestigiosos investigadores de la obra del amauta como Antonio Cornejo Polar, Nicola Miller, Augusto Ruiz Zevallos, Javier Sanjinés, Roland Forgues, Michelle Clayton y Fernando Antonio Melis.
En la ceremonia estarán presentes, junto con Gonzalo Portocarrero, tres de los autores que participan de la obra: Mabel Moraña, José Ignacio López Soria y José Antonio Mazzotti, quien generosamente nos ha alcanzado el prólogo del libro. A continuación fragmentos de esta interesante antesala a un compendio que revisita la producción del amauta para, como señalan los editores: asumir el reto de ir con Mariátegui más allá de Mariátegui. La cita es en Colina 398, Miraflores.
JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI Y LOS ESTUDIOS LATINOAMERICANOS
Los trabajos que integran este libro intentan ofrecer una interpretación a nueva luz de la obra de José Carlos Mariátegui, sin duda uno de los representantes más brillantes y polémicos del pensamiento latinoamericano. Fuertemente afincada en su momento histórico, la obra de Mariátegui ha logrado sin embargo proyectarse de muy diversas formas y en distintas etapas en la reflexión y en la praxis política de América Latina.
En las últimas décadas, en el contexto de la teoría poscolonial y a pesar del lugar marginal que ocupara hasta ahora la reflexión sobre Latinoamérica en los debates y publicaciones europeos y orteamericanos, el nombre Mariátegui ha sido, junto a los de Aimé Cesaire y Franz Fanon, una referencia recurrente que llama la atención sobre el pensamiento anti-colonialista emergido en áreas periféricas y sobre los temas especificos que este pensamiento logró introducir en la agenda intelectual y política anti-imperialista.
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Reconocer la importancia de estas aproximaciones surgidas desde la mirada des-centrada de intelectuales periféricos hace ya muchas décadas, no equivale a indicar que sus ideas deben ser transplantadas sin más a contextos actuales, ni que constituyen una forma de verdad revelada sobre la realidad poscolonial,
ni que deben ser consideradas como un repositorio fosilizado y ahistórico de fórmulas e interpretaciones que no pueden ser reemplazadas por nuevos e incluso divergentes enfoques. Como es obvio, las profundas transformaciones que viene sufriendo el mundo occidental desde el fi n de la Guerra Fría requieren teorías y prácticas otras de resistencia a los embates del neoliberalismo y la globalización, en las que se articulen las categorías de clase, raza y género de maneras inéditas, que el marxismo europeo y sus apropiaciones posteriores no pudieron preveer.
También es evidente que una lectura crítica, ni apologética ni celebratoria de las vertientes del pensamiento liberador se hace imprescindible, no sólo para historiar los modelos utilizados para la comprensión de la realidad sino para analizar con rigor las estrategias político-ideológicas utilizadas hasta
ahora en pos de la liberación de los pueblos sometidos por las diversas formas de colonialismo que han asolado a América Latina desde sus orígenes. Para ello, es necesario, a nuestro criterio, interrogar los textos y contextos en los que se funda el pensamiento latinoamericano desde nuevas posicionalidades,planteando otras preguntas que puedan ayudar a guiar la refl exión a partir de paradigmas conceptuales que respondan a los problemas a que nos enfrenta el nuevo milenio, tanto en la región latinoamericana como a nivel internacional.
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Los estudios que se presentan en este volumen constituyen no sólo una colección de ensayos sino una lectura colectiva en la que los aportes y aproximaciones realizados por los estudiosos de la obra de Mariátegui se articulan entre sí, creando un espacio fl uido de interpretación en el que dialogan la historia y las ciencias sociales, la crítica literaria y la teoría cultural. Se abren así caminos para una comprensión de Mariátegui no sólo en relación con fi guras centrales de la historia cultural de América Latina cuyas vinculaciones con Mariátegui todavía no están suficientemente estudiadas (las relaciones, por ejemplo, de la obra de Mariátegui con la de Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña, José Enrique Rodó, Aníbal Ponce, José Vasconcelos, José Martí y tantos otros) sino también para la
exploración de los vasos comunicantes que existen entre la obra del Amauta y los estudios culturales y poscoloniales, desde los que es posible sobrepasar las fronteras disciplinarias y proponer nuevas categorías de análisis textual e ideológico.
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MARIÁTEGUI Y LA MODERNIDAD
Bajo el título Mariátegui y la modernidad se reúnen en este libro tres estudios que enfocan, desde distintos ángulos, las posiciones críticas que el pensador peruano asume con respecto a los proyectos de modernización en la región andina, particularmente en lo relacionado con la asimilación de la cultura indígena a los modelos europeos que la elite criolla adopta, generalmente con escasa adaptación, en la prosecución del progreso y desarrollo social y económico.
El trabajo de Antonio Cornejo-Polar, ya clásico dentro de los estudios mariateguianos, plantea justamente los nudos ideológicos de esa articulación, y las bases de lo que habría constituido una propuesta alternativa de modernidad que nutriéndose de las tradiciones, creencias y necesidades específicas de las comunidades indígenas, fuera capaz de integrar productivamente a los sectores marginados de los procesos de socialización y avance económico que Mariátegui concibe para la región andina.
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El trabajo de Cornejo-Polar analiza las elaboraciones de Mariátegui en torno a las ideas de identidad y nación en relación con los problemas vinculados al mestizaje y las contradicciones del indigenismo como producción ajena a los contextos representados por la intelectualidad criolla en el arte
y la literatura.
Nicola Miller estudia también la especificidad de la propuesta mariateguiana de “revolución en la modernidad” y las innovadoras perspectivas a través de las cuales Mariátegui revisa el papel de la razón y de la tradición en la prefiguración del socialismo andino. Para él, la autenticidad, concepto que Miller rastrea en varias de sus modulaciones histórico-filosófi cas, es “elemento constitutivo de una subjetividad liberada” (39) que sólo podía lograr su realización plena a partir del debate abierto, el ejercicio de la razón crítica y el compromiso con el cambio social.
El tercer estudio, realizado por Mabel Moraña y titulado “Mariátegui en los nuevos debates. Emancipación, (in) dependencia y ‘colonialismo supérstite’ en América Latina” ofrece una visión general de los distintos aspectos que en la obra del autor de los 7 ensayos apuntan a una concepción emancipada y descolonizadora del pensamiento y de la praxis revolucionaria, en los cuales es posible percibir antecedentes de debates actuales, cristalizados en el contexto del pensamiento postmoderno y de la teorización poscolonial. La obra del Amauta dialoga así productivamente con problemas que las nuevas coyunturas marcadas por el multiculturalismo y la globalización presentan como inéditos en los comienzos del nuevo milenio.9
EL MARXIMO DE MARIÁTEGUI Y EL FENÓMENO DE LA CREENCIA
El segundo apartado del libro, El marxismo de Mariátegui y el fenómeno de la creencia entrega tres estudios sobre el controvertido tema del mito, de raíz soreliana, que atraviesa la obra del escritor peruano, y sobre el papel que juega la religión en la concepción de nuevas formas de socialización en la región andina. En “Mariátegui, historia y verdad” Augusto Ruiz Zevallos afi rma que Mariátegui “se alejó de la epistemología marxista y, en general, de la epistemología moderna que subyace al pensamiento de Marx” (99), aunque reconoce que “Mariátegui no sólo no está en contra de Occidente, sino que considera que el Perú está y debe seguir en la órbita de la cultura occidental”
(109).
El ensayo nos acerca a algunos de los puntos más polémicos del así llamado “marxismo de Mariátegui” y de algunos de sus juicios respecto a la cultura de su época, por ejemplo en lo referente a la relación entre pensamiento científi co y no científi co, y al rendimiento de ambos en el conocimiento de la realidad.
Javier Sanjinés enfoca el tema del papel de la religiosidad en la concepción general de Mariátegui y particularmente en su comprensión de la cuestión nacional y del papel que juegan las subjetividades colectivas en la configuración de la ciudadanía y, más ampliamente, del concepto de pueblo.
Como Sanjinés indica, Mariátegui descubrió el poder movilizador que tienen los mitos, las tradiciones, la religión, cuando van trascendiendo el fervor individual –la “celda ascética” de la que habla Mariátegui– y se van confundiendo con las multitudes. (119)
Su estudio ayuda a entender las complejas relaciones que guardaba el pensamiento de Mariátegui con el occidentalismo y la modernidad, y las negociaciones que realiza en su afán de adaptar el marxismo y la utopía socialista a las realidades latinoamericanas. José Antonio Mazzotti aborda la apropiación que hace
Mariátegui y el pensamiento de su época en general de las ideas de Georges Sorel, reivinidicando aspectos de su filosofía que fueron utilizados estratégicamente por el Amauta para la canalización de sus propuestas sobre la construcción del socialismo en el Perú.
Como indica Mazzotti, al estudiar “La fuerza del mito (andino)” “es importante mencionar que la atención prestada por Mariátegui a la fuerza movilizadora del mito está en consonancia con el impulso de las revoluciones mexicana y soviética de apenas unos años antes” (146).
Mazzotti contextualiza las ideas de Mariátegui en torno al controversial
tema del impulso que el mito incorpora a las movilizaciones sociales y deconstruye sus lecturas de Sorel, nutriendo así con erudición y sentido crítico uno de los puntos más recurrentes en los estudios mariateguianos.
La frontera de la raza es el título que se ha dado al apartado en el que se presenta el trabajo de Roland Forgues, el único en el libro que se ocupa centralmente del tema de la representación de lo étnico en la obra de Mariátegui, aunque casi todos los estudios aquí reunidos se refi eren, en mayor o menor grado,
dentro de contextos más amplios, al tratamiento que da a estepunto el autor de los 7 ensayos. Forgues trata el tema de la cultura negra en los escritos de Mariátegui, por contraposición a la preeminencia que este autor concede a la cuestión indígena en el Perú. Forgues recuerda la declaración de Mariátegui en carta de abril de 1928 a Enrique López Albújar, en la que el Amauta indica:
la cuestión afroperuana [es] digna de estudiarse por nuestros hombres de arte y ciencia. Hagámosle con ésto dúo al indigenismo. Frente al indio, pongamos al negro, al zambo, al cholo, al mestizo en una palabra. Si el indio es la base de nuestra población, el mestizo es la base de nuestra nacionalidad. (154)
Forgues contrapone las posiciones de Mariátegui de la primera y segunda etapas de su vida –antes y después del viaje a Europa– y trae a colación opiniones controversiales del autor de los 7 ensayos con respecto a la cultura negra en el Perú, a la cual considera un elemento exógeno que viene a superponerse a los componentes básicos de la nacionalidad: el indio y el blanco. El trabajo de Forgues vuelve a poner sobre el tapete y a re-centrar el polémico tema dentro de la obra del escritor peruano y en el más amplio espectro de los estudios de colonialidad en América Latina.
LITERATURA Y CINE
La sección dedicada a Literatura y cine incluye cuatro ensayos que cubren de manera exhaustiva la atención que prestara Mariátegui a temas vinculados a la representación simbólica (visual y literaria) y a las relaciones entre estética y política.
Mónica Bernabé analiza las continuidades que presenta la obra de Mariátegui desde los tiempos de Juan Croniqueur hasta los trabajos posteriores, de más largo aliento e intención más ensayística que cronística. La figura de Charles Chaplin, que fascina a Mariátegui como crítica de la modernidad burguesa y como retrato de las formas de marginalidad que ésta propicia, articula los vaivenes entre revolución y decadencia, aristocratismo y cultura popular, abundancia y pobreza, entre los que Mariátegui percibe el espacio para una refl exión desmitifi cadora de la noción de progreso a que adherían los sectores dirigentes de la sociedad criolla y para la prédica de la ética revolucionaria.
Grinor Rojo vuelve sobre el siempre revisitado tema del análisis del proceso de la literatura emprendido por José Carlos Mariátegui como parte de los 7 ensayos pero también abordado por el pensador peruano en comentarios periodísticos, notas, correspondencia, etc. En este estudio se abordan cuestiones críticas, teóricas e historiográfi cas, así como la práctica de Mariátegui como lector y comentarista de textos. Rojo vuelve sobre la tripartición propuesta por Mariátegui para el estudio de la literatura peruana: colonial, cosmopolita y nacional, analizando sus conceptos en relación con otros críticos de la época, por ejemplo Pedro Henríquez Ureña, para encontrar la lógica que guía el trabajo del Amauta y sus valor como criterio ordenador de la producción cultural de su país.
En un sentido similar, Aymará de Llano estudia las vinculaciones entre indigenismo y vanguardia, relación atravesada por tensiones estético-ideológicas que tocan centralmente el proyecto mariateguiano de integración social y democratización de la cultura. Según de Llano, el propósito de su estudio es:
deconstruir [el] enfrentamiento [entre nacionalismo y vanguardia], problematizar el campo y mostrar las interrelaciones de manera tal que no queden como paradigmas paralelos sino, más bien, como intersecciones espiraladas de emergencia discontinua según los períodos históricos que dibujan un mapa complejo desde principios del siglo pasado hasta nuestros días. (216)
Estudia así las fluidas relaciones que percibe Mariátegui entre representación simbólica e ideología y los modos en que sus refl exiones cristalizan en el trabajo crítico e historiográfico.
Finalmente Michelle Clayton enfoca los aportes de Mariátegui sobre la importancia del cine en “la escena contemporánea”, sus relaciones con la literatura y su valor como síntoma de una época en que lo nacional no puede ya encontrar defi nición ni expresión fuera de los más amplios contextos internacionales.
Clayton indica que en un mundo marcado, como Mariátegui advierte, por el papel creciente de la tecnología, “[l]o que emergía de este cruce entre narrativa y cine no eran sólo nuevas técnicas, sino también nuevas preguntas sobre las relaciones entre arte y sociedad en un contexto cada vez más global” (232). El artículo aproxima las experiencias del cine y la del viaje, como desplazamientos que colocan al sujeto en contextos diversos y variables, y se refiere a las reflexiones del Amauta sobre las relaciones entre modernidad y discurso fílmico.
Escritura, retrato y espacio urbano se abre con un estudio de Fernando Rivera sobre el tema de la escritura en Mariátegui como producción a menudo inorgánica o fragmentaria, que según la idea de Nietzsche que encabeza La escena contemporánea, llega a constituir el libro de manera espontánea.
Este no es, entonces, resultado de un proceso deliberado sino la consecuencia de un fl ujo de ideas a través de las cuales se expresa la subjetividad tanto en su dimensión individual como colectiva. Rivera analiza la proximidad, en la obra de Mariátegui, entre la escena vital y la escena de la escritura, y las
articulaciones entre vida, pensamiento y cuerpo. La escritura es la confluencia de los desplazamientos propios de la existencia y también el lugar en el que convergen expresiones del yo, de la misma manera en que también son escritura la tradición y la nación: discursividad y textualidad, travesía en la que palabras, ideas y estilos pugnan y se combinan hasta formar las bases de las identidades colectivas.
En “El retrato de Mariátegui en el mundo andino” Julio E. Noriega refl exiona sobre el valor icónico de la imagen de Mariátegui y su diseminación como elemento emblemático del proyecto de democratización de espacios culturales y búsqueda de formas alternativas de modernización en los Andes. Distribuida masivamente desde las cubiertas de sus libros así como en revistas, boletines y panfl etos, la imagen de
Mariátegui constituyó, en distintos contextos, el dispositivo que canaliza la entrada de su ideario al mundo andino.
Como indica Noriega, los legendarios dirigentes del siglo XX, Mariano Larico Yujra y Saturnino Huillca, indígena aymara el primero y quechua el segundo, vieron en los retratos de Mariátegui el emblema de un héroe, de un estratega en la organización de confederaciones y sindicatos campesinos. (289)
Noriega estudia los modos en que el retrato de Mariátegui ocupa los espacios domésticos y encarna la figura de un héroe y de un líder intelectual y político cuyo programa sigue vivo en la región andina.
El artículo de Guido Podestá, “El Indigenismo y las estrategias de la modernidad”, es parte de un trabajo mayor suyo titulado José Carlos Mariátegui y las erratas de la modernidad, trabajo en el que Podestá examina el discurso y las fuentes en base a las cuales Mariátegui buscó responder a cómo se fueron estableciendo posiciones frente a la modernidad particularmente en Lima, en un período que se extendió desde mediados del siglo XIX hasta los años en los que se publicó la revista Amauta. En este ensayo, Podestá presenta el Indigenismocomo una narrativa que no sólo se respondía al “problema del indio” y al mundo andino sino también a un mapa cultural moderno en Lima que pese a sobrepasar al estado peruano no es adecuadamente interpretado. A partir de ciertos escritores que Mariátegui incluye y excluye en su “proceso” a la literatura peruana y de una relectura de los debates en los que Mariátegui se involucró, Podestá intenta rescatar la complejidad cultural del momento.
MARIATEGUI PERIODISTA
El apartado final dedicado a la tarea periodística de José Carlos Mariátegui, presenta dos estudios en los que se analizan cuestiones vinculadas a la labor desplegada por este autor en diversas publicaciones y a través de una variedad de modalidades escriturarias.
El conocido mariateguista italiano Antonio Melis estudia el estilo literario de Mariátegui, tanto en sus escasos textos creativos como en su prosa ensayística. Advierte los cambios que se producen en la escritura del Amauta en las distintas etapas de su vida, las diferencias entre su estilo cronístico, literario
y periodístico, sus recursos retóricos, el uso de la imagen, así como aspectos léxicos, elementos todos que dan base para una consideración de Mariátegui no sólo como pensador y crítico de enorme infl uencia en América Latina sino como escritor, cuya obra se manifi esta a través de las múltiples formas del artículo,
el ensayo, la correspondencia y la escritura creativa.
Jorge Coronado se refiere particularmente a las contribuciones de Mariátegui al periódico Labor, órgano de prensa desde el cual se buscaba no sólo la diseminación de información entre amplios sectores populares sino la interpelación concreta del indio como sujeto de la acción social. Coronado parte de la
hipótesis de que:
para adentrarse en la formación de una sociedad igualitaria en los Andes, las prácticas letradas indigenistas tuvieron que explorar estrategias que efectuaran la comunicación en vez de basarse en una representación alienante. (356)
Desde este punto, Coronado explora las vinculaciones entre intelectuales, indios y obreros, y los procesos que debe seguir el indigenismo para lograr puentes entre oralidad y escritura, mundo indígena e intelectualidad criolla, nacionalismo y telurismo, espacios rurales y espacios urbanos. Como indica Coronado, el periódico Labor constituyó una de las plataformas a partir de las cuales Mariátegui trabajó en su propósito de interpelar y unifi car al sujeto de la revolución.
El libro se cierra con una nota de José Ignacio López Soria en la que da cuenta de algunas de las reacciones que despertó la publicación de su libro Adiós a Mariátegui. Pensar el Perú en perspectiva postmoderna (2007) en ese país. El libro se aproxima al tema de la modernidad en el Perú a partir del análisis de dos discursos que habrían servido, según López Soria, para conceptualizar la modernidad a nivel nacional: el discurso de las libertades y el discurso del bienestar.
El propósito de su libro es proponer nuevas categorías conceptuales y nuevos ángulos crítico-teóricos para analizar a la sociedad peruana, como el de la interculturalidad. De esta manera, no puede eludir la referencia a Mariátegui, a quien López Soria coloca como fi gura fundamental del pensamiento moderno, pensamiento que habría descaecido en los nuevos escenarios marcados por los procesos de globalización. La nota nos ayuda a refl exionar sobre el lugar que hoy ocupa Mariátegui en el pensamiento latinoamericano, sobre la utilidad de proponer lecturas plurales y abiertas sobre este pensador excepcional de América Latina,
y sobre la pertinencia de un “adiós” que el título de López Soria propone como apertura a la posmodernidad pero que sólo relativamente encuentra correlato en las propuestas de su libro.
Ya al final de esta presentación, sólo nos resta, como coordinadores de este libro, agradecer el aporte de todos los colaboradores que participaron en este proyecto editorial cuyos estudios sin duda servirán para reavivar los debates y abrir nuevos caminos que nos ayuden, como ha propuesto David Sobrevilla y como hubiera querido el Amauta, a “asumir el reto de ir con Mariátegui más allá de Mariátegui”.
(Mabel Moraña y Guido Podestá)
SUCEDIO EN EL PERÚ: BIOGRAFÍA DE MARIÁTEGUI
Literatura Pensamiento José Carlos Mariátegui los estudios latinoamericanos Antonio Cornejo Polar Nicola Miller Augusto Ruiz Zevallos Javier Sanjinés José Antonio Mazzotti Roland Forgues Michelle Clayton Fernando Antonio Melis José Ignacio López Soria Mabel Moraña Guido Podestá.
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