Karina Valcárcel (Lima 1985) publicó el año pasado “Poemas cotidianos” (Editorial Casatomada) y su segundo libro está casi listo para entrar a la imprenta. Esta vez para acompañar sus textos ha trabajado una serie de ilustraciones, tanto para la portada como para los interiores, en una especie de extensión visual de su poesía, como podremos constatarlo en una de ellas. En los poemas inéditos que a continuación presentamos, la sensualidad es patente como un camino que puede atravesar ciudades, países, planetas, o sencillamente la más pura intimidad. Su visión del erotismo va, incluso, más allá: es una marca de agua y de fuego impresa en el horizonte, que logra fusionar al uno con el otro de tal forma que asoman “cascadas de silencio” y de palabras que se callan para revelar lo divino en el centro mismo de lo cotidiano. Y así, en adelante, “hasta que nada tenga sentido”, como dice la poeta; y por ese motivo tenga sentidos múltiples y diversos, como el vacío y la plenitud.
Sobre el nivel del mar
Mar, no puedes contra mí
ni tu salpicadura submarina arañándome la falda
ni tu ronroneo pedregoso a las 3 am.
ni los castillos de arena deshechos en mis botas
ni el dragón de la luna reflejándose en tus ojos.
No puedes
simplemente no puedes llevarme
mi cuerpo es un peñasco habitado por la espuma
mi sangre brisa turbia
No puedes quitarme las manos para que cesen de caer
las rocas en tu cuerpo
en la sábana acuosa donde fui feliz
enredándome en las redes de los desempleados.
No puedes destilar todo este alcohol que llevo dentro
quitarme el beneficio del licor y de la duda
ahora sólo eres un perrito chapoteante
por más que me rodees y me mojes la falda
y me vistas de algas
y me olvides
Y aunque me naufragues y me aísles y termines por amarme
no puedes contra mí
Tengo que arribar a la marea
convertirme en bandera pirata
destesorarme
alimentarme de ballenas de ser necesario
parchar nuestros temores
entonces,
cuando marquemos los límites
y creemos nuevos mapas
cuando la sal de tu llanto se transforme
en un botecito de vela y mi furia en un león dormido
podremos ir juntos contra el mundo.
A veces cuando aúllan los perros
Siento que eres tú que está llorando
y tengo que subir las escaleras de cinco en cinco
como a galope
e irrumpir abruptamente en el cuarto donde sigues dormido,
abrazando el colchón polar que ahora es muy grande
como un ring en plena mañana
y mi estómago vuelve a colocarse en su lugar de costumbre.
Entonces, otra vez a la rutina del pan y la manzana
e infusiones que valientemente
se entregan a mí.
A veces, cuando aúllan los perros
tengo que despertar con los zapatos puestos
secar la baba derramada en mi cabello
mear de madrugada e ignorar las cascadas de silencio
morder el cúbico hielo de aguardiente
lágrimas rodando en la cortina
soñando que sueño y que caigo sentada
mis cocodrilos subastados sin postor alguno.
Toda empijamada bajo a calentar el agua
para tus manos
diminutas y agarrotadas
porque a veces cuando aúllan los perros
y no tengo certeza alguna de lo que está pasando
veo que algo se agita en mi pecho
grito,
el dolor no sirve en mi cuerpo
abro mi bata
para darme cuenta
que cargo una jauría
llena de hambre.
Prohibido extrañarte a las 3 de la mañana
cuando en la tele sólo pasan películas viejas
y pornografía
nada de desmantelar mis pensamientos
para colocar tazas calientes
sobre la hendidura en
que termina mi espalda.
Prohibido desearte a las 4:30 cuando los pajaritos
aún duermen empachados esperando dé el alba
cerrar bien las cortinas y juntar las piernas
o viceversa
parecer una señorita hasta la hora de salida
cuando minutos antes
mi sangre ha comenzado la tierna labor de hinchar mis venas
Prohibido acumular la angustia
sorberte un poco de alma por la boca
detener el tiempo
el tránsito
las voces
el clima
las estaciones
y dejar en movimiento
Sólo tu lengua
convertirme en un busto renacentista de la madona masturbándose
ante la mirada estupefacta y aún petrificada de los peatones.
Prohibido confundir el aroma del pan tostado con tu aliento
subir al techo e izar una bandera con tu nombre
más prohibido aún quedarse despierta hasta las 2 am
contando ovejas que con cada brinco se asemejan a tu rostro
como si tú mismo las hubieses parido.
Prohibido no quitarme las medias
al momento en que ya me has quitado toda la ropa
prohibido colocar corazones sobre la i de tu nombre
Y cantar mentalmente boleros de Los Panchos
mientras camino por calle Scorza
prohibido soplar dientes de león deseando encontrarte
picar cebollas sin derramar una lágrima
por querer reservarlas para tu partida.
No cruzar los límites de la conciencia si el semáforo está en lila
Paradero prohibido
no estacionar
no follar en los pasozebra
bajar la velocidad en el rompemuelles de mi matriz
amarnos
hasta que nada tenga sentido.
Literatura Poesía Karina Valcárcel Poemas Cotidianos Poemas Inéditos
2 comentarios:
Karina siempre trae buena poesía... este 4 de diciembre en la Feria para su recital estaré infaltable
Su poesìa es muy agradable, se lee como si la conociera de toda la vida. Aqui llegue de casualidad, cosa maravillosa. Un saludo ,angel
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