miércoles, 17 de junio de 2009

UN CORAZÓN SOBREVUELA LA HISTORIA

En “El escritor y sus fantasmas”, Ernesto Sabato sostiene que la prosa es lo diurno, mientras que la poesía es lo nocturno. De ser esto cierto, el teatro sería una especie de atardecer, un intenso crepúsculo o una madrugada de esas que tanto amaba el poeta Luis de Camöes, en las que es posible develar aquello que se aleja siempre de la luz y la oscuridad.

Ni prosa ni poesía, y por ello mismo ambas cosas, el teatro reúne la energía, el movimiento y las palabras de los actores en una historia que sólo es posible frente a frente, con un público que vive a través de los actores, los autores y cada uno de sus personajes interpretados.



Eduardo Adrianzén y Claudia Sacha han escrito una obra peligrosa y memorable. Peligrosa porque Javier Heraud (Lima 1941, Puerto Maldonado 1963) es un mito en la historia literaria y política peruana, lo que hace difícil abordarlo adecuadamente, sin caer en el lugar común, el panfleto o el análisis calculador.

Nada de estas falacias hay, felizmente, en “Heraud: El corazón volador”. Es una obra intensa, sin dejar de ser lúdica; lúdica sin perder profundidad. Es una danza y también una oración; una selva y también una playa. Los árboles de oriente y las escasas palmeras del océano pacífico. Heraud es humano de pies a cabeza: un niño que sueña, se engríe tiernamente con sus seres queridos y se enfurece como un guerrero incontrolable y puro frente a tanta injusticia. Esto es lo que hace que la obra sea memorable. Para guardarla en el mejor espacio de nuestros recuerdos.

La dirección de Óscar Carrillo le da el soporte poético que resguarda la historia de cualquier pretensión mayor en la puesta en escena. La sostiene en su lugar de principio a fin, aunque no existan pantallas gigantes de video, ni música estridente, ni testimonios o noticias de la época que, como ecos incongruentes, puedan tomar por asalto la verosimilitud de la representación.

Un texto de lujo con una dirección de lujo, sostenida por un elenco que discurre por los diversos territorios de la obra como si se tratara de un viaje inédito de corazón a corazón, por Lima, pasando por la ex Unión Soviética, París, Cuba, Puerto Maldonado y las ciudades imaginarias que habita cada uno de nosotros.

Franklin Dávalos, Elvira de la Puente, Carlos Mesta, Sonia Seminario, Camila Mc Lennan, Juan Carlos Pastor, Tommy Párraga y André Silva son los responsables de la emoción, la exaltación, la melancolía y la tristeza que podemos sentir escena a escena. movimiento a movimiento, luz a luz, sombra a sombra, amanecer y atardecer juntos, sin separarse jamás.

”Javier Heraud fue nuestro Rimbaud y nuestro “Ché” Guevara al mismo tiempo… así como fue el joven miraflorino amado por todos y a la vez el idealista que asumió los años 60’ hasta el sacrificio. Una época, dos personalidades, y un solo corazón capaz de volar gracias a la eternidad de su poesía”, así definen Eduardo y Claudia esta obra escrita a cuatro manos.

En estos tiempos de balances y reencuentros. La vida, nuestra vida está a la vuelta misma de la realidad, esperándonos. Quizás no es la que esperábamos encontrar, pero es la nuestra; o quizás sí es exactamente como la soñamos. Puede ser o no. La verdad es que está allí, para ir a su encuentro, para caminarla con pasión, con libertad hasta que todas las calles se acaben.





EXTRACTO DE “HERAUD: EL CORAZÓN VOLADOR”
Hasta el 12 de julio en la Alianza Francesa de Miraflores (jueves a lunes, 8 p.m.)
Casa Teatro Racional del 16 de julio hasta el 8 de agosto (jueves a sábado, 8 p.m.)



Luz sobre cuatro personajes, quizá máscaras


CAMARADA
El camarada Javier Heraud es un ejemplo de combate y entrega por el socialismo

ACADÉMICO
Heraud es ante todo un poeta y un intelectual al que debemos estudiar separadamente de su ideología equivocada

JOVEN ACTUAL
¿Heraud? Ah, ¿el del “El Río”? Sí, algo escuché en el cole

CHICA ACTUAL
Era churro

CAMARADA
Su sacrificio sigue inspirando la futura revolución

ACADÉMICO
Por favor, dejemos de lado su militancia política

CAMARADA
Mejor dejemos de lado a los que quieren olvidar que murió luchando por sus ideales

ACADÉMICO
Lo que permanece es la obra

CAMARADA
Lo que permanece es el ejemplo

CHICO ACTUAL
Escribía paja. ¿O no?

CHICA ACTUAL
Y era churro

Los cuatro desaparecen de escena

HERAUD
Unos quieren mi sangre. Otros quieren mis libros. Otros solo una frase para estampar en una camiseta. Otros inventarán leyendas que se acomoden a sus intenciones. Lentamente uno se convierte en recuerdos. Se difumina. Como un sueño. ¿Pero de qué está hecho un hombre, si no es de sueños?

IDEA
¡De sus ideas!

HERAUD
De qué está hecho un hombre, si no es de su humanidad a gotitas. Dónde termina el poema y dónde empieza él. Dónde lo que realmente fue. Dónde lo que los demás decían que era. Dónde sus detalles. Sus silencios. Su rabia. Dónde las veces que quiso gritar “no”. Las veces que dijo “sí” aún dudando. Dónde lo que rechazó. La casa de la que no pudo escapar. Los viajes que no hizo. Las miradas que evitó. Los puños apretados. Los días que no estaba. Los días que no era. Lo que intentó. Lo que ganó sin proponérselo. Lo que soñó despierto. Lo que vivió aturdido. Dónde queda un hombre en medio de tanto. ¿Delante de cuál historia? ¿SU historia? ¿LA Historia?

IDEA
Todos los hombres están hechos de retazos, pero se pasan la vida tratando de que no se les noten las costuras. (Pausa) Vamos, Rodrigo Machado. Nos queda mucho trabajo pendiente

HERAUD
Primero dime por qué desperté en mi ciudad. Dime por qué he vuelto cerca de mi casa

IDEA
Qué importa, si ya no estás cerca de nada. Finalmente todos los muertos son iguales

HERAUD
Mentira. Los muertos escuchamos a otros muertos. Yo escucho las voces de las fosas comunes. Hay cientos de ellas. No hablan español, pero los puedo entender. Ellos no tienen familias que vayan a dejarles flores, ni a rendirles homenajes. Están solos. Completamente solos y ya se cansaron de llorar. Algunos todavía esperan a que alguien los encuentre, y se asombre, y derrame por lo menos una lágrima. Otros ya perdieron la esperanza. “No importamos” los escucho decir. “Todos saben que nos mataron, pero nadie quiere oírnos”, y ni aunque los desentierren lograrán reconocer sus huesos. Son cientos. Miles. Sin nombre ni apellido. No existen. Son nadie. Yo al menos tenía una tumba y una familia que siempre me amó. Ni siquiera en la muerte somos iguales. (Pausa) ¿Por qué estoy aquí?










Poemas de Javier Heraud, hacer click aquí.

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