domingo, 17 de mayo de 2009

“SI TE QUIERO ES PORQUE SOS... BENEDETTI”



Justamente cuando en Lima se había celebrado un homenaje a Juan Carlos Onetti, otro de los miembros de la llamada generación uruguaya del 45’, Mario Benedetti (1920) se marchó físicamente de este mundo. Lo hizo hoy hace algunas horas, a los 88 años de edad, en este año de grandes pérdidas literarias.

Benedetti murió cuando había alcanzado la plenitud en su vida y su literatura, como lo ha declarado a la agencia EFE su biógrafa, Hortensia Campanella, poco antes de su arribo a Montevideo procedente de Lima. En esta ciudad, Campanella participó precisamente del homenaje por el centenario del nacimiento de Onetti, organizado por el Centro Cultural de España. Recordemos que el mes pasado, también murió la poeta Idea Vilariño, integrante de esa brillante generación uruguaya y amante eterna del genial Onetti.



Benedetti ya era un auténtico mito mucho antes de que llegase el tiempo de serlo. Y lo era para muchos de los que transitábamos confundidos entre las protestas, los silencios y la violencia invisible y cobarde que asechaba las noches más oscuras del Perú, cuando los apagones y los toques queda pasaron a ser una deplorable cosa común y corriente, dentro de una cotidianeidad regida por el miedo a morir, pero donde el arte persistía casi secretamente en construir una resistencia que en forma pública o anónima impidió que la energía moral de nuestro pueblo decayese del todo.

Algunos dirán que esto es una exageración y de hecho puede serlo, pero frente a una muerte exagerada sólo se le puede oponer una vida exagerada, donde desde el centro o la periferia se impone la necesidad de un fuego mayor que nos alumbre y al mismo tiempo de calor a nuestras almas congeladas por los golpes, las heridas y las muertes; corazones de hielo que nunca llegaron a serlo, ni llegarán a serlo. Por eso, Mario Benedetti, “Gracias por el fuego”, frase que citaba entonces con inquebrantable fe nuestra recordada poeta Carmen Luz Bejarano.

Con Benedetti abrí los ojos, me protegí de la muerte con las armas del amor. Caminé las calles que entonces me tocó caminar, escuchando “Te quiero” en la voz angelical y memorable de Nacha Guevara, o en las voces memorables sí, pero ebrias de vida y desentono, de mis amigas y amigos de esos años.

Dicen que se llamaba en realidad Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti Farrugia. y que se casó en 1946 con Luz López Alegre, de quien dijo: "Casarse con alguien que lleva la luz y la alegría en su nombre parece una buena inversión". Se conocieron desde los seis años, pero como una vez contó Benedetti, él tardó seis años en decírselo “y ella un minuto y medio en aceptarlo".

Al principio, fue duro. Escribió "La víspera indeleble" y no logró vender ni un solo ejemplar. Para darle ánimo, dicen que su amigo el poeta Juan Cunha, le dijo: "Es un mal libro de un buen poeta". Con "Sólo mientras tanto", mejoró la venta, pero únicamente a nueve ejemplares. Hoy es un best seller de la literatura mundial.


Todo empezó con las novelas “La tregua” y “Gracias por el fuego” en lo años sesenta, que lo incorporaron al denominado “boom de la literatura latinoamericana”. Y después, con su personal obra poética, alcanzó los espacios suficientes para expandir la presencia de su voz por el mundo. Escribió sesenta obras, abordó todos los géneros y compuso canciones. Marchó al exilio en 1973 con el surgimiento de una dictadura militar que se extendió casi doce años, en su país. Vivió en Buenos Aires, Lima, La Habana y Madrid.


A estas altura de mi vida, después de tantas muertes y tantos renacimientos, sé que Mario Benedetti vivió de lo que escribió y escribió de lo que vivió. Y sé que fue feliz, por más sospechosa que pueda parecerle esta palabra a algunos despiadados críticos, es decir –como decía Borges y lo repite mi amiga Luz María Sarria- no pasó un solo día sin estar un instante en el paraíso.


Nacha Guevara - Te Quiero




Te quiero

Tus manos son mi caricia,
mis acordes cotidianos;
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia.

Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice, y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

Tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada;
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro.

Tu boca que es tuya y mía,
Tu boca no se equivoca;
te quiero por que tu boca
sabe gritar rebeldía.

Si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

Y por tu rostro sincero.
Y tu paso vagabundo.
Y tu llanto por el mundo.
Porque sos pueblo te quiero.

Y porque amor no es aurora,
ni cándida moraleja,
y porque somos pareja
que sabe que no está sola.

Te quiero en mi paraíso;
es decir, que en mi país
la gente vive feliz
aunque no tenga permiso.

Si te quiero es por que sos
mi amor, mi cómplice y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.



Currículum





Curriculum


El cuento es muy sencillo
usted nace
contempla atribulado
el rojo azul del cielo
el pájaro que emigra
el torpe escarabajo
que su zapato aplastará
valiente

usted sufre
reclama por comida
y por costumbre
por obligación
llora limpio de culpas
extenuado
hasta que el sueño lo descalifica

usted ama
se transfigura y ama
por una eternidad tan provisoria
que hasta el orgullo se le vuelve tierno
y el corazón profético
se convierte en escombros

usted aprende
y usa lo aprendido
para volverse lentamente sabio
para saber que al fin el mundo es esto
en su mejor momento una nostalgia
en su peor momento un desamparo
y siempre siempre
un lío

entonces
usted muere.



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