Esta semana se han cumplido treinta y nueve años de la muerte de Nelly Sachs, una de las mayores poetas de lengua alemana de todos los tiempos. Editorial Trotta S.A. ha publicado su obra poética completa “Viaje a la transparencia”, traducida y prologada por el poeta José Luis Reina Palazón, quien antes ha sido premiado por la traducción de la obras completas de Georg Trakl y Paul Celan.
Nació con la muerte de Rimbaud (1881) y murió con la muerte de Celan (1970), pero al igual que el poeta francés y el poeta rumano encontró la forma de quedarse entre nosotros: Nelly Sachs, palabra que apenas la tocas se ausenta y aún así te sigue hablando cuando te vas o te quedas. Esta es la sensación que me atrapa cuando leo sus poemas, cuando me pongo en el lugar de su exaltación, no de sus ideas, cuando encuentro cómo encarar este momento para que me permita hallar un horizonte por donde escalar el presente.
No es en la biblioteca donde se han de poner los volúmenes de su obra, sino que “antes bien hay que llevarlos dentro del equipo para la tempestad… allí donde van las cosas esenciales…”, dijo el crítico Georg Ludwig Jost. Y es que la poesía de Sachs nació en medio de la guerra, como una ratificación de que la vida y no la muerte es lo convoca a a los seres humanos.
Hija de una familia judía, en Berlín, Sachs gozó de una educación exquisita y el estímulo permanente de unos padres que admiraban el arte. Durante su crecimiento, primero fue cautivada por la música y la danza, para paulatinamente dejarse llevar hacia la poesía hasta el punto de convertirla en el eje fundamental de su existencia.
Luego de beber con entusiasmo en las fuentes del romanticismo, a los 17 años Sachs ya era una promesa de la poesía en Alemania. En adelante seguiría esa dirección, sin mayores variaciones rítmicas, ni exabruptos. Todo seguía su marcha normal, cotidiana, sin ningún elemento trasgresor que la hiciera seguir otro destino. Pasaron los años, siguió escribiendo, publicó algunos textos, pero entonces asomó la realidad en su expresión límite: comenzó la asechanza nazi. Y entonces, los moldes poéticos de Sachs se estremecieron, temblaron, se derrumbaron, y el 1940, fecha de su llegada como exiliada a Suecia, renació la auténtica Nelly, la verdadera Sachs, puente verbal entre los seres humanos, entre los perseguidores y los perseguidos, entre los verdugos y las víctimas, para elevarse más allá de las mezquindades y asumir el ritual de la resurrección en este mundo.
«Sus poemas son duros, pero cristalinos. No se disuelven en las lavazas de las interpretaciones. No son para leer de manera fácil y de inmediato. Aquí tenemos delante enigmas, que no se agotan en su desciframiento, sino que conservan un resto — y ese resto es lo que importa», ha dicho el vate alemán Hans Magnus Enzensberger.
En 1940, a los 48 años, Sachs se instaló con su madre en una vivienda de una sola habitación en la calle Bergsundtrand 123, al sur de Estocolmo. Para sobrevivir se dedicó a la traducción de poesía sueca, contribuyendo a que esta sea conocida en toda Europa, y sobre todo: siguió creando poemas que la ayudaron a permanecer: “Si no pudiera haber escrito , no hubiera podido sobrevivir. La muerte fue mi maestra. Cómo podría haberme ocupado con otra cosa. Mis metáforas son mis heridas. Sólo así se entiende mi obra”, dijo.
“En las moradas de la muerte”, se llamó precisamente el libro que publicó en 1947. El primero que en verdad reconoció como tal la poeta. El libro que atravesando la muerte logró ubicarse por encima de ella, para trascender la matanza. Sachs había redescubierto su herencia literaria judía a través del Zóhar, había bebido del surrealismo, la poesía sueca y relecturado el romanticismo y el expresionismo. Y de ese fluir, había nacido la poeta que en 1961 publicaría “Fuga y transfiguración” y “Viaje a la transparencia”, sus obras capitales.
En “Fuga y transparencia”, que podría traducirse como fuga adonde el polvo no existe, la poeta encuentra el “Sosiego en la fuga”, pues al huir deja atrás sus seres queridos, sus cosas, sus recuerdos, pero al mismo tiempo se los lleva consigo, para transformarlo, en su zona transparente, en su riqueza interior que asoma sólo a través de la revelación o el dictado de su poesía. Médium de sí misma era la Sachs, termino que alguna vez acuño la argentina Olga Orozco.
Revisitaciones que transparentan el hallazgo de la realidad otra, la original, la que no tiene tiempo ni límites; la unidad del ser humano es revelada mediante imágenes entresacadas del soñar y del lúcido acontecer de la escritura: EN LA FUGA / qué gran recibimiento / de camino – // Envuelto / en el paño de los vientos / pies en la oración de la arena / que nunca puede decir amén / pues tiene que / ir de la aleta al ala / y más allá – // La mariposa enferma / sabe pronto otra vez del mar – // Esa piedra / con la /inscripción de la mosca / se me ha dado en la mano – // En el lugar del país natal / mantengo las transfiguraciones del mundo – .
Entre 1954 y 1969, Nelly Sachs y el otro extraordinario poeta Paul Celan mantienen una correspondencia que los ayuda a recorrer la vida de la mano de la sensibilidad del arte y de la solidaridad entre poetas. Nelly escribe: “Querido Paul Celan, nosotros seguiremos aportándonos la verdad el uno al otro. Entre París y Estocolmo se extiende el meridiano del dolor y del consuelo.
Nelly Sach obtuvo en 1965 el Premio de la Paz de la Asociación de Editores y Libreros Alemanes, e hizo una primera y única visita a Berlín adonde nunca más volvió. Al año siguiente, la Academia Sueca le otorgó el Premio Nobel de Literatura, que compartió con el escritor isreaelí Shmuel Iosef Agnón. “ Agnón representa al estado de Israel… yo represento la tragedia sufrida por el Pueblo Judío”, señaló Sachs en su dicurso. Fue la primera mujer judía en obtener el Nobel.
La poeta, quien al igual que Celan había sufrido la muerte de toda su familia en la guerra, fue internada en varias oportunidades en una clínica siquiátrica. Precisamente en su última estancia en 1970 se entera del suicidio de su amigo, su compañero de camino y su hermano del alma, Paul Celan. Al mes siguiente, fallece Sachs, en el St. Görans sjukhus, de Estocolmo.
“…Quisera que mi obra fuese comprendida como un eslabón de la reconciliación entre los hombres, y no malentendida por esa oscura voluntad que quiere arrastrarme, no sólo a mí sino también a los que he escrito, al ámbito del odio”, dijo en algún momento Nelly. Más vigente que nunca sus palabras se alzan incólumes sobre las zonas grises de este mundo apurado y violento del siglo XXI, en el que sin embargo aún quedan espacios abiertos para la solidaridad y la transparencia, y para mencionar la palabra “esperanza”, sin provocar burlas o suspicacias.
BOCA
succionando en la muerte
y rayos estelares
con los secretos de la sangre
salen de la vena
en la que el mundo fue a abrevar
y floreció
Morir
deduce su punto de vista del silencio
y el ojo sin mirada
del abandono del polvo sin perspectiva
pasa sobre el umbral del ver
mientras el drama del tiempo
es bendecido
justo detrás de su helado sudario.
EN VANO
se queman las cartas
en la noche de las noches
en la hoguera de la fuga
pues el amor se desenreda de su espino…
YA NO SÉ
dónde cantan los pájaros
o
si en la mar se gime
llena de ángeles del fondo
que tiemblan por el santo susto
de ser sacados del aire -
Nunca sé
si los terribles deseos devoradores
esos peces espada
atravesando
el milagro de tierna piel del alma
se consumen en la flamante almendra de la tierra
y si el universo ofendido
en un cambio total de noche
apaga mi luz negra
porque de nuevo dejé escapar
durmiendo una palabra de amor
MARIPOSA
QUÉ hermoso más allá
está pintado en tu polvo.
A través del núcleo de llamas de la tierra,
a través de su caparazón de piedra
llegaste,
tejido de adiós en la medida de la caducidad.
¡Mariposa,
buenas noches de todos los seres!
Los pesos de la vida y de la muerte
se posan con tus alas
sobre la rosa
que se marchita con la luz que madura hacia la casa.
Qué hermoso más allá
está pintado en tu polvo.
Qué signos de reina
en el secreto del aire.
(Traducción: José Luis Reyna Palazón)
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4 comentarios:
excelentes poemas... no sabia de la existencia de esta poeta... un abrazo POETA
¡Qué bueno que te hayan gustado, creo que junto con Celan, Trakl, Moro, Eielson y Vallejo son lo más grande del siglo XX!
Un abrazo,
Juan Carlos
Impresionante articulo.
Muchas gracias.
Audifono
Excelentes poemas. ENHORABUENA
Audifono
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