Me sostengo de un verso de su primer libro, Mortal in Puribus, publicado en 1996, para nombrar brevemente la poesía de Marita Troiano . Una poesía iluminada y sostenida por una fuerza interior que cuestiona el mundo exterior, que reconoce y desmiente, que nace y renace en cada acontecimiento. Fuerza que va al encuentro del ser humano en su esencia y su origen, pero también en su condición circunstancial impuesta por el tiempo y lo mudable.
Marita Troiano nació en Chincha Alta (en Ica, Perú) en 1953 y es Licenciada en Sociología y Ciencias Políticas por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Es directora del sello editorial Carpe Diem y directora de la Comisión de Escritoras del PEN CLUB INTERNACIONAL DEL PERÚ.
Ha publicado Mortal in Puribus (1996 y 1997), Poemas urbanos (1998), Extrasístole (1999), La Noche Anterior (2000), Secreto a veces (2003), La Historia según la Poesía (2005) y Ad Limitum. Antología poética (1996-2006). A continuación les presentamos dos poemas inéditos.
De cómo se reestructura el cosmos
(y de paso, se echa a perder una cosecha de duraznos)
A Martha Cruz y Felipe Yanéz
Por un amor de poca certidumbre
De esos que abundan en la historia mundial de los amores
¡Reestructuré el Cosmos!
Ya no fue cóncavo o convexo
Ni abajo verde ni azul arriba
Con bosques o estrellas rutilantes
Algodonadas nubes y rubíes de Birmania en los crepúsculos
Por un amor de clepsidra y agua fuerte lo cambié todo :
Arte esencia resumen suma
La rugosa estructura de las nueces
Lo negro del carbón el blanco de la nieve
Hice inmóvil al río los sacrificios útiles
Redonda a la raíz cuadrada
Y un cuadrado fue desde entonces
la bola de cristal de adivinanzas
Sin enigma fue el gesto de Gioconda
Hubo grillos croando cerdos que vuelan
Días de sol noches
La fauna del mar galope en llamas
El futuro vuelta atrás El eco fue un seudópodo
Y el sirocco una albúmina enjaulada
¡Por ti lo cambié todo!
Expedita en el desmán
Sin prevención y audaz para que tú me amaras
Para que tú me amaras torné a las piedras agua
Al agua la hice viento y el viento era tu voz que no llegaba
Así desesperada borré del diccionario las palabras
Y en consternado trance mezclé la maldición y el salmo
tramoya y escenario comedia y drama guillotina y almohada
¡No erró un tiro mi escopeta!
Acerté con mi dolor de puño y letra y…
fue la esfinge sin secreto y el secreto era sin magia
Es más exagerando el hecho mientras liaba el canto de los gallos
a un eclipse cancelé nodos y equinoccios al sembrar poncianas
en la Antártida
Desde entonces no hubo más nodos ni equinoccios
ni siega ni miopes ni casas ni pesca
ni dry martinis en Manhattan
Envejecí tanto convirtiendo en tucanes a las garzas
al péndulo en frijoles a la rosa en espada
y a Uberlandia en el Niágara que la verdad…
la verdad... es que estaba muy cansada
Con ademán de muerta y un halo demencial en la mirada
Y todo por conseguir un incremento de apenas tres por ciento
en el salario pobre diablo de tu amor
Pero… ¡mala fortuna! ¡malandanza!
Al parecer jamás supiste mis hazañas
No diste fe de nada y al contrario,
duplicaste mi exilio
Subrayaste castigo
Marcaste más distancia
¿En qué estabas pensando cuando yo...?
En este tiempo nuevo
algunos memoriosos dicen que la bóveda era azul
el canario amarillo y el pan con migas blancas
Que hubo una vez
Que había una semana
Y días lunes buenos días
olas alas hilos husos asas osos vasos
besos buzos bonzos corsos versos
Que así era todo antes dicen
Antes que por amor yo reestructure el cosmos
y de paso eche a perder una cosecha de duraznos ya anunciada
¡Lo siento tanto!
¿Cómo pude olvidar que al conocernos
dijiste que la compota de duraznos te encantaba?
Sin comentarios
En otro tiempo
soñaba ser de aire
de espuma seca
vestida de arena de tormentas
bañada de mar que estaba lejos
Y en rara sensación de zarabanda
creía ser luz de luna de Paita
dueña del secular sol de Venecia
Después
En orfandad de puntos cardinales
soñaba con la sangre de tu nombre
y avivaba tu voz en letras góticas
Tu cuerpo lo soñaba hecho de aire
de espuma seca
bañado de mar que estaba lejos
vestido de arena de tormentas
Pero por más que me esforzaba
No te creí jamás luz de luna de Paita
ni asomo de un rayo del sol de Venecia.
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