Hay una pieza de Johann Sebastián Bach que me ha acompañado desde hace años, en diversas etapas de mi vida, con distintos estados de ánimo y durante todas esas veces he sentido la paz, la melancolía, la grandeza del universo cuando los astros están en armonía y hasta de los agujeros negros emergen estrellas del pasado, el presente y el futuro, tan solo para hacer escuchar su música: la música de las esferas que oyó Pitágoras en el silencio de sus ideas allá en la Grecia presocrática y que nos ha seguido hasta estos tiempos, participando siempre en cada uno de los movimientos de la vida.
La pieza de Bach es la sonata Nro. 4 en Do menor/BVV 1017, cuyo Siciliano (Largo) atraviesa desde el reto de existir hasta la plenitud de encontrar un destino, al margen del peligro. El vasto pianista Glenn Gould (25 de septiembre de 1932 – 4 de octubre de 1982), quien ofreció para la posteridad una de las mejores interpretaciones de Bach, se unió con otro grande, el violinista de origen ruso Yehudi Menuhin, (1916-1999), para realizar la memorable interpretación que aquí les dejo como una ofrenda de domingo.
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