Con “La sombra de Sirius”, libro publicado en 2008, el estadounidense W.S. Merwin (Nueva York, 1927) ha obtenido por segunda vez en su trayectoria literaria el Premio Pulitzer en el género poesía.
Considerado uno de los poetas vivos más importantes de los Estados Unidos, Merwin ha merecido otros valiosos reconocimientos, como el Premio Tanner -uno de los galardones más destacados concedidos por la Academia de Poetas de los Estados Unidos-, el Premio Aiken Taylor para Poesía Norteamericana Contemporánea, la medalla Shelley y el Premio Wallace Stevens.
En su poesía ha caminado territorios mitológicos, atravesado la filosofía budista y se ha volcado tenazmente sobre la naturaleza para recuperar los orígenes y defender su vigencia. Una relectura apasionada de la tierra lleva siempre a este poeta a buscar el viento reflejado en el espejo, los mensajes dejados por los movimientos invisibles de los cuerpos celestes, y aquellas zonas de la realidad y la irrealidad en donde la luz es al fin joven y la flor del aire prevalece sobre todas las cosas.
Ha publicado numerosos libros, algunos de ellos son: “Una máscara para Jano” (1952), “Los piojos” (1967) , “El acarreador de las laderas” (1970) , “La lluvia en los árboles” (1988) , “Poemas selectos” (1988) (Premio Pulitzer), “Los cuatro segundos libros de poemas” (1993), “Viajes” (1993) , “Flor y mano: Poemas 1977-1983” (1997) y “El sonido del río” (1999).
Merwin es un destacado traductor del español, actividad a la que se ha dedicado con gran entrega, muestra de esta vocación a prueba de idiomas es la versión al inglés que ha realizado de los “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”, de Pablo Neruda.
Poemas que navegan por la tierra plana
VIXEN (fragmento)
cuando ya no seas nada
deja que vuelva a verte sobre el muro
y antes de que el jardín se extinga y los bosques sean imágenes
apagándose en una pantalla deja que mis palabras encuentren
su lugar en el silencio que persigue a los animales
GUARDIANES
Lluvia fina escurre por las montañas hacia el sur de mí
agrisando el primer mes
un pájaro migratorio chilla en la neblina del mediodía
junto al peral
ladran perros tras muros de lodo
retumba el eco campanas de madera
quién escucha
ocho temores sagrados me vigilan
detrás de cada uno está un pórtico de la disolución
en el lugar del noveno un cancel abierto
cada uno sostiene la punta del cabo
de una cuerda trenzada con las ocho costillas del mundo
que conduce a través de la puerta sin miedo
el cisne se desliza sobre montañas hacia el sur de mí
en el primer mes
y en la nube blanca pequeños pájaros empiezan a cantar
raíces de pelo bullen en los árboles
el miedo es un aspecto de los alegres guardianes
por el modo en que vine
es claro que he estado enamorado de algunos
de la que se llama Miedo del Viaje
que fielmente me ha guiado tantas veces
a la mayoría ni siquiera puedo verlos
en el cielo blanco sobre mi cuna viajera
cuidándome
listos para sostenerme en manos intemporales
de nube y vidrio
por todo el tiempo que los necesite
LOS TIMONELES
El navegante del día
traza su ruta acorde con unas pocas
estrellas diurnas
que nunca ve
salvo como negras estimaciones
sobre papel blanco
cálculos del presente
y aun más allá
sobre un solo plano
mientras que en el mismo impulso viajero
el otro navegante sólo se guía
por lo que ve
y nombra a cambio de las visiones del día
por lo que adivina en el oscuro vacío
sobre su cabeza
nombra a cambio de lo que nunca ha visto
por lo que nunca verá
y nunca ve
al otro
la tierra misma se interpone siempre entre ambos
sin embargo él deja mensajes
con respecto a los cuerpos celestes
como si estuviese hablando de su propia vida
y a su vez encuentra
mensajes sobre
movimientos invisibles de los cuerpos celestes
movimientos de los días de una vida
y ambos navegantes dan voces
al pasar por los mismos lugares al amanecer
y al anochecer
gritan dormidos y despiertos
pero no pueden estar seguros de lo que oyen
cada vez imaginan más ecos
año tras año
tratan de encontrarse
piensan sin cesar uno en otro
y en los rumores de un parecido entre ambos
Allí estuviste todo el tiempo
y yo sólo miraba
el aire los días
las noches la luna cambiando
carros en movimiento y gente en las ventanas
las ventanas
la lluvia las hojas los años
páginas llenas de palabras
hablando de otra cosa
el viento en el espejo
todo comienza tan tarde después de todo
cuando los solitarios ya se han ido
y las palomas de Tanna
cuando a los Búhos Sonrientes
les siguen signos de interrogación
y a los chupamirtos y a los osos
cafés de los montes Atlas
nadie que esté vivo los ha podido ver
al lobo blanco y al mink marino
tardamos mucho en despertar
está muy claro
después de tanto sueño
hoy que el lago ha desaparecido
los pastores han abandonado sus refugios
los abuelos se han disuelto con sus recuerdos
diccionarios llenos de tumbas
la mayor parte de los ríos son letales
creímos ser más jóvenes
a lo largo de todos esos años de ignorancia’
y tú estás aquí
después de tantas caídas y tantos viajes
junto a mí al amanecer
despertamos juntos y el mundo está aquí
con su rocío
tú estás aquí y la mañana es plena
al fin la luz es joven
y es por esta luz que esto
no es como cualquier otra cosa
cómo es posible que tardaras
tanto en aparecer
flor del aire ternura de las hojas
dónde estabas mientras votaban las mentiras
y los dedos daban crédito al perfil
de las monedas
dónde estábamos cuando el humo nos llevó
y las horas se rompieron al sonar
dónde estaba yo cuando nos cruzamos
en la misma calle
y viajamos por los mismos cristales
hacia la misma estación
hoy sólo tenemos la edad que nos resta
para estar juntos
el aire brevísimo el verde fugaz
basura en la oficina
turistas en el promontorio
las últimas horas del mar
hoy sólo tenemos las palabras que podemos
decirnos al oído
sólo el alba de tus ojos y el día
de nuestros rostros para estar unidos
sólo el tiempo de nuestras manos
con su motor
afligido y con la nota
del zorzal en las ramas y la lluvia brillante
para toda la vida
Palabra de poeta
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