La Alhambra nos habla, ¿pero qué nos dice? Esta pregunta ha recorrido siglos enteros de sueños, mitos y leyendas para detenerse ayer, al menos por un tiempo, con la presentación de la primera parte del “Corpus Epigráfico de la Alhambra”, un proyecto que devela el significado de más de 3 mil inscripciones árabes del Palacio de Comares.
Se trata de una labor asombrosa hecha realidad por un grupo de científicos que, bajo la batuta del investigador Juan Castilla del Consejo Superior de Investigaciones Cientítificas (CSIC), promovido por el Patronato de la Alambra y el Generalife, han aplicado las nuevas tecnologías de la información y la comunicación para reunir y ordenar de forma exhaustiva 3.116 inscripciones árabes del palacio de Comares, junto con sus interpretaciones en español.
Los epígrafes árabes del palacio de Comares son únicamente el 35% de las inscripciones que hay en la Alhambra, reunidos y ordenados a través de un novedoso método de recopilación con el uso de la informática, pero constituyen un paso histórico en la aproximación cada vez mayor al conocimiento de una de las más misteriosas joyas de la arquitectura del siglo XIV.
En ese siglo, en la Alhambra, llamada así por el color rojizo de sus muros («qa'lat al-Hamra'», Castillo Rojo), la corte de granada contaba con un número importante de célebres poetas. Los aposentos que el rey nazarí, Yusuf I, habitaba en el palacio de Comares, están llenos de misteriosas y deslumbrantes inscripciones en árabe clásico, que recogen poemas, sentencias, textos del Corán y jaculatorias.
Se cree que los textos podían haber sido escritos especialmente o corresponder a una etapa anterior. También se cree que los tres escritores más célebres y celabrados por la corte: Ibn al-Zayab, Ibn al-Jatib e Ibn Zamrak son los autores de la mayoría de los poemas.
El trabajo se ha basado en el arte, en la minuciosidad y en el respeto que merecen todas las aproximaciones de este tipo. Los especialistas han efectuado un barrido a lo largo del palacio de Comares, han sacado fotografías de todos los textos y esta labor titánica fue solo el comienzo. Después vino la etapa de estudio, lectura, traduccción y finalmente la de catalogación con su ubicación precisa.
Presentado en la Residencia de Estudiantes de Madrid, el DVD que recoge esta primera parte acabada del proyecto, hace posible embarcarse en un recorrido virtual por el palacio y con sólo un click en el Mouse (el touch pad o solamante el tacto en la pantalla de la computadora) vislumbrar el significado que hasta ahora permanecía oculto detrás de la belleza.
Faltan aún por entregarse cuatro DVD más, con los que estará ya debidamente catalogadas las 10 mil inscripciones árabes de la Alambra. Si Alá lo permite, esta catalogación terminará en el año 2010.
Apenas divulgada la buena noticia, aparecieron los detractores, quienes dijeron que lamentablemente la imagen idílica había sido negada con la interpretación de los textos. Señalan que las citas del Corán apenas superan el 4%, mientras que los poemas alcanzan tan sólo un poco más del 2%. Los detractores, sin embargo, se adelantan en sus juicios: faltan todavía darse a conocer las interpretaciones de un 65% de lo recopilado, es decir, queda aún por delante una minuciosa y sacrificada labor que cumplir.
Y aún si fuera cierto lo que se pretende deducir con premura, cuál es el problema de que –como ellos dicen inquisitivamente- las citas se repitan o no sean muchas. “Un haiku (forma poética del Japón de tres versos de 5-7-5 sílabas) puede tener más valor que una novela de 800 páginas, dijo alguna vez un gran escritor que sabe hasta hoy exactamente lo que dijo”. ¿Cuántos equivalentes habrán a ese haiku, cuántas páginas numerosas valdrán su peso en oro o en aire? ¡Qué importa! Las incripciones en sí mismas son poemas, si sabemos qué nos dicen, será un valor más a esta joya de la arquitectura que ya lo tiene de por sí y de sobra. Al fin y al cabo, muchas veces la poesía está callada, ecuchando su propia voz, como decía Martín Adán nuestro poeta peruano.
Entonces, a un lado los aguafiestas: abramos los ojos, callémonos un momento y, aunque lo que diga no nos guste, escuchemos cómo desde el silencio de la Alhambra nos habla el pasado. La belleza es verdad y la verdad puede ser terrible, pero es bella. Aceptémonos, como debemos aceptar las diferencias.
Y quiero terminar con un poema esculpido en el borde de la taza de la fuente de El Patio de los Leones, mítico espacio construido en 1377 por Mohamed V, hijo de Yusuf I. La fuente de mármol blanco representa una de las muestras esenciales de la escultura musulmana y su restauración iniciada en el 2007, y que finalizará el 2010, es realizada también con la aplicación de las nuevas tecnologías, en este caso del escáner láser 3D (tres dimensiones) que ha sido determinante para proseguir con el proyecto que busca recobrar el sentido de lo permanente. Pero volvamos a la poesía y el texto de Ibn Zamrak, el autor detrás de la inscripción, quien dice:
«Taca en la puerta del salón más feliz
para servir a Su Alteza en el mirador.
¡Por Dios, qué bella es alzada
a la diestra del rey incomparable!
Cuando en ella aparecen los vasos de agua,
son como doncellas subidas a lo alto.
Regocíjate con Ismail, por quien
Dios te ha honrado y hecho feliz.
¡Subsista por él el Islam con fortaleza
tan poderosa, que sea la defensa del trono!»
Es la Alhambra, es Granada, es el mundo de cada uno de los seres humanos, donde hay lugar para todos. Sí, para todos. El planeta entero.
Narciso Yepes interpreta recuerdos de la Alhambra
Una de las obras más conocidas de Francisco Tárrega. Recital realizado en 1979 en el Teatro Real de Madrid.
Enrique Morente sueña la Alambra
Actuación junto a Tomatito (2007).
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