domingo, 26 de julio de 2009

LAS PALABRAS DE LA TIERRA

Los muertos hablan a través de la tierra que los cobija, desde allí son rescatados por las palabras que viajan entre nosotros como mensajes silenciosos o imágenes invisibles. ¿Son cadáveres las palabras? ¿Son la evidencia de aquello que alguna vez estuvo entre nosotros?

Las palabras son vida que nos apercibe a través de la muerte, muerte que nos habla de nosotros para enseñarnos a vivir realmente, incluso, más allá de ella misma, es decir, en nosotros y con nosotros: caminando el mundo, sin tiempos y sin límites impuestos. Hecha de palabras, la muerte nos regresa la vida.

Este parece ser el sentido de “Cadáveres”, el tercer poemario de Alejandro Susti (Lima 1959), editado por el Grupo Editorial Mesa Redonda, que se presenta el próximo jueves 30, a las siete de la noche, en la Feria Internacional del Libro de Lima (Vértice del Museo de la Nación, esquina Avenidas Javier Prado con Aviación, San Borja, Lima). Esta presentación estará a cargo de Rocío Silva Santisteban y Sandra Pinasco.

Además de poeta, Alejandro Susti es músico y profesor. Desde su regreso al Perú en 1999, después de concluir un doctorado en EEUU, ha publicado los poemarios Corte de amarras (2001), Casa de citas (2004) el estudio “Seré millones”. Eva Perón. Melodrama, cuerpo y simulacro (Rosario-Argentina, 2007) y, como co-autor, Ciudades ocultas. Lima en el cuento peruano moderno (2007). Ha editado los CDs Tren al Edén (1988), Sueño en la ruta (2003), Kaoscopio (2005) e Islas (2008).

A continuación algunas palabras del poeta sobre el proceso de creación de su nuevo libro y luego algunos textos de “Cadáveres”.


PALABRAS DEL AUTOR


“El libro lo comienzo a escribir por el 2005, cuando estoy preparando un curso de lírica hispanoamericana del siglo XX y tengo todo el verano por delante para hacerlo. Leo a Alejandra Pizarnik; “Yo canto/ No es invocación. / Sólo nombres que regresan”. Y luego leo a Vicente Huidobro, Oliverio Girondo, Pablo Neruda, Nicanor Parra, Raúl Zurita. Y leyéndolos empiezo a escribir los primeros poemas de este libro, porque uno necesariamente imita el gesto de los otros al pasar fugazmente por ese cementerio de palabras que es la literatura”.

“Pero, como sucede con las cosas de la memoria, uno siempre elige lo que recuerda y al hacerlo desfigura, barniza, oculta y, por último, hace desaparecer lo que fue. Y en esa curiosa operación de reinventar o construir un mundo de las cenizas uno se vale de las palabras y con ellas va erigiendo un castillo silencioso de palabras que tendrá una vida muy distinta a la de sus referentes.

“La imagen de la muerte asumió sucesivamente la forma de los insectos, las plantas, la hierba, los árboles, la playa, los cielos, la luz, las sábanas, los hijos, los padres, la familia. Agregué algunos textos de corte narrativo en la tercera sección con miedo a que el volumen perdiera su unidad (uno de ellos—“Ondas del éter”—incluso fue pensado para un volumen de narraciones que espero salga más adelante) y, por último, la sección erótica, la cuarta, creció súbitamente con unos tres poemas escritos durante el último verano, uno de ellos—“Espantos” —escrito desde la voz de una mujer, cosa que incluso a mí mismo me pareció extraño. Finalmente, la última sección quedó para los textos que directamente abordaban el tema de la muerte, uno de ellos—“Nómina de huesos”—basado en el terrible testimonio de una informante de las audiencias de la Comisión de la Verdad y, por su título, también alusión al poema de César Vallejo.


POEMAS DE “CADÀVERES”



Cadáveres

En cada fosa
caben miles de palabras
que la tierra roe como huesos
sacos de la pena
carrera de la especie descendiendo
hacia el hilo de la ausencia

Los cadáveres brotan como dorsos
entre la espuma rabiosa del mar
y ascienden por la falange del olvido
a impregnar de élitros el aire

Tu cuerpo es un cadáver
cada día despuntando hacia la distancia de una noche
infinita
espejo de una lágrima cosida al párpado
de la muerte


Espadas


Il sonne une cloche de feu rose
dans les nuages
A. Rimbaud


Edificio de la larva
tenso hilo del silencio:
desdentada la belleza
los ojos restituyen la destreza
del zarpazo


Cansados de la turbia ceremonia
caemos del caballo y en la lengua
desclavamos las espadas
de la espera


Pedradas

Me dolerán los testículos
lo sé:
masturbarse con el cuerno de la luna
es doloroso
embriagarse con el cuento de la prima
peor
y más aún cuando la espina de una rosa
hinca pie en el glande
y fermenta la orina sus diamantes
piedras el esófago
sales la saliva

Blando crítico sesudo:
me dolerán los testículos
entenderás entonces una dos
tres pizcas
y luego de eructadas las sentencias
volverás a defecar

Te dolerán los ojos
y tus cisnes alumbrado púbico serán
y la piedra te reconocerá porque anduvo alojada
en tu garganta
en tu rima seca nuez molida

Te dolerá el jumento
el piano animal
tocar apenas una tecla será morder
espumas como un perro
y la gran puta dolorosa aullará
por tu ano con palabras como
estas
alumbradas a pedradas.


Película de amantes
(a la manera girondina)

Se soban se frotan se palpan
se tocan se rozan acarician
animales perfectos
ella ensortijada deseante
virgen de carne bruta y labios
gruta viscosa radiante sedienta
él ascendiendo por sus volutas
sorbiéndola mordiéndola hurgándola
moldeándola bajo su sexo de obsidiana
ella abriéndose curvándose alisándose
montándose girando volteándose
perforada horadada mutándose en cuerda
pulsada tensa floja insistiendo pidiendo
él rodeando midiendo sus ancas
asiendo envolviendo royendo aplastando
metido entre sus huesos vulva nalgas
maza cortante anudando hundiendo
puliendo gastando meciendo
ella mortero carnaza ondulante
tejido pie suspendido cabalgada
abrasada exhalante remecida suplicante
él impulsado insistente mordiente
ella saliente sibilante doliente
ella salina hoyo joya turgente canto
él cayendo doliente gimiente viviente
ellos lejanos
distantes silenciosos
nombres amantes
vestidos para la sombra



Mujeres

Esta mujer bajo mi cuerpo
coceante exhalante
voz cantante de la misma muerte
mujer de huesos curvos duros y bemoles
que no reconozco
excesiva y turbia
esta mujer partida en dos caminos
una niña cándida y sonora
otra lúcida serena y tierna
bajo mi sexo ambas yaciendo
ella misma doblando el paso de su tiempo
torva corneja cuadrúpeda
ángel bicéfalo llagado
ambas crujiendo bajo el paso de mi glande
turbadas encendidas como cruces
sin apenas conocerse
horadadas por el mismo deseo


Nómina de huesos

Entonces no me quedaba nada, pasaron días y tras días, siguía buscando, preguntando y entonces sabía de que, al no encontrar ninguna respuesta, dije, estará por ahí porque el huayco, el río, el huayco de Yahuarcuna era un lugar de echadero de todos los muertos, hechos por los infantes de la marina, entonces me fue para allá, sabía de que había que cambiarse de ropa, me ponía mi ropa del campo, cargada mi bebe busqué. Verdad muchos muertos, busqué, (llora) tampoco encontré, no estaba ahí mi esposo, (llora) preguntaba por dónde, por todo sitio busqué, huaycos, quebradas; (llora) entonces alguien me dijo, por Iribamba, había una fosa común, fue para allá, igual encontré verdad, que un resto de un ser humano estaba comiéndose un perro, le quité el pedazo, me fue buscando para ver si ahí estaba, sí había esa fosa común, (llora) senté a mi bebe, empecé buscar, arañar…la tierra, porque estaba tapada con…con un poco de ra…rama espinosas y un poco de tierra, empecé a jalar, sólo salió la pierna de uno de ellos, quise sacar al otro y el brazo…(llora) ya no podía.

Voz de Cipriana Huamani Janampa
Comisión de la Verdad
Audiencias públicas (Huanta)



Me pongo a buscar palabras para nombrar los huesos
las voces enterradas
escarbo en la tierra y encuentro tu hueso y el mío
soldados por el mismo olvido
pero miento como mienten los vivos
porque tú y yo sabemos que nos quedamos
tan solos como los nombres:
espinosas ramas de palabras
que no alcanzan a cubrir los agujeros las fosas los restos
de nuestros padres
y en la página virtual de la memoria sentimos
que todo el sol no basta
porque los muertos
regresan
como el mar sediento
que todo lo reclama



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