Lo ocurrido a nuestros hermanos chilenos durante con el último sismo que azotó ese país, nos deja una vez más la amarga lección de que debemos estar preparados para hacer frente a los movimientos telúricos -que nunca van a cesar-. Pero evidencia nuevamente que el problema central es cuando la falta de prevención va unida a la situación de pobreza que sufre una parte central de la población. Allí es donde la naturaleza golpea con más rigor y más fuerza, porque no hay nada que la contenga, salvo esa fe inquebrantable del ser humano que siempre se mantiene incólume, así como esa muestra de solidaridad que el mundo nunca dejará de tener. Transcribo un poema de Osip Mandelstam (1981-1938), uno de los grandes de la poesía rusa, que aparece en uno de los libros capitales de la literatura del siglo pasado, "Cuadernos de Voronezh", escrito en la época más grave de la vida del escritor. Un poema que a pesar de infiernos y purgatorios, tiene puesta la fe íntegra en la redención del mundo.
Lo diré llanamente, en un susurro
Lo diré llanamente, en un susurro,
Porque aún no es hora de partir:
Con sudor y experiencia
Se alcanza el juego del cielo inconsciente...
Y bajo el fugaz cielo del purgatorio
A menudo olvidamos
Que el dichoso almacén del cielo
Es una casa extensa y duradera.
Y les dejo un poema más que habla de la dignidad y la esperanza, palabras que para algunos pueden sonar sospechosas, pero que son ineludibles en esta nueva era.
Todavía no estás muerto. Todavía no estás solo.
Todavía no estás muerto. Todavía no estás solo.
Con tu amiga la mendiga
Gozas de la grandeza de las llanuras,
De la niebla, del frío y de la nevada.
Vive tranquilo y consolado
En la pobreza opulenta, en la miseria poderosa.
Son benditos los días y las noches
Y es inocente la fatiga dulce y sonora.
Infeliz aquel que, como su sombra,
Teme al ladrido y maldice al viento.
Y miserable aquel que, medio muerto,
Pide limosna a su propia sombra.
Literatura. Poesía. Homenaje por el sismo de Chile. Osip Mandelstam.
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