Los antiguos poetas animaron con dioses o genios todos los objetos perceptibles, dándoles nombres y adornándolos con los atributos de los bosques, los ríos, las montañas, los lagos, las ciudades, las naciones, y con cualquier cosa que sus sentidos, mucho más agudos, pudieran percibir.
Y en particular estudiaron el genio de cada ciudad y de cada país, y lo pusieron bajo la protección de su deidad mental.
Hasta que se formó un sistema del que algunos se aprovecharon para esclavizar a los hombres comunes, intentando abstraer o convertir en realidades independientes de sus objetos a las deidades mentales: así nació el sacerdocio.
Escogiendo los ritos de culto narrados en los relatos poéticos.
Y por fin decretaron que los dioses habían ordenado tales cosas.
Así olvidaron los hombres que todas las deidades habitan en su corazón.
(De "Matrimonio del Cielo y el Infierno", William Blake,1757-1827).
Literatura Poesía William Blake Matrimonio del Cielo del Infierno
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