En exclusiva publicamos un
adelanto de Un mar alcoholizado, próximo libro que publicará Mario Martín
Morquencho León, poeta nacido en Los Órganos, Piura en 1982.
Morquencho vivió toda su niñez
y adolescencia cerca al mar, en su distrito natal. Al terminar la educación
secundaria se trasladó a la ciudad de Trujillo, donde estudió la carrera técnica
de Contabilidad. Empezó a escribir y publicar poemas en distintas webs de
poesía. Radica en Lima desde el 2006. Formó parte del colectivo Heridita (Lima)
y participó en el Grupo Literario Signos (Lambayeque). Ha participado en
distintas ferias y recitales de poesía. En el año 2010 publicó Ciudadelirio,
bajo el sello Sol Negro editores.
4
Aquí
trasbordan mi cuerpo
desde
las profundidades del amanecer
sobre
este mar donde bailan los barcos desolados
viene el Santa
Lucía con mi tonelada muerta
enredado y carcomido por
los peces fosforescentes del amor
Aquí
llega mi cuerpo pálido y plateado
no
azul como el cielo
sino verde hastiado
por el sol
mis ojos grises de
orfanato de sirenas
mi frente de
Poseidón desmenuzado
Aquí bailan los barcos
desolados del amor
en los aires gallinazos de rojiza
cabecera
se rigen mis tripas
descompuestas
se ennegrecen las nubes en cada parte de mi
cuerpo
mientras
el Santa Lucía ancla la soledad
cerca al muelle
apagan
el motor los corazones y las chalanas obedecen
la triste canción de la
marea
Proas cortan la danza de la marejada
el
sol a estribor desierto cruza
las
espaldas desnudas de los pescadores
que
observan desde el puente
mi
cuerpo vencido
con
la barba de San Pedro desempleado
con
el corazón a babor expuesto a la mañana
mi corazón que es un barco solitario
que
baila en medio de la nada
mi corazón que mece el sueño de las aves
mi corazón
que es una luna escamoteada
Ahora
que ya no me sirven las agallas
ni pesa tu mirada en mis escamas
ya
no hay un Divino Cristo que
me salve
sólo
el canto de los barcos desolados:
manicomio
de tu voz
a la hora del ocaso
14
Te
ocultas bajo sábanas de incienso
con tu hombro lleno de moluscos
tu hombro diestro besado por el mar
por aves guaneras que apenas
te veo apenas:
piel salada
roca de ensueño
¿a
qué hora te levantarás bronce durmiente?
cuando el sol exhale el incienso
tus
cabellos tu rostro
tus sueños
no
dejarán de escabullirse en el fondo
a
qué hora te levantarás pedacito de mujer heroica
amante del profundo frenesí
oceánico
a
qué hora vas a parpadear exiliada emoción de encanto
cadera solitaria de lo
inesperado
verte
incorporar al mundo como resorte de algas
ver
crecer niágaras desde tus senos verdes
ver desprender peces desde tus vírgenes ojos
¡todo podría suceder cuando la tarde llegue!
y dejarás corales conquistando tus manos
una cueva que albergue todas las corrientes
un paisaje para el amor la soledad y el arte
porque estás entregada al mar
enamorada del oeste
ultrajada por la melancolía de un barco
fugitivo
que todos los
días esperas
porque
la esperanza sigue anclada a tu corazón desconocido
y te ha convertido:
en una isla
15
Deja
que salga
que
la nausea matutina no lo agobie
escucha la tronazón de la marea
el aguacero desatado en la cabeza
deja
que se levante
se lave la cara
irrumpirá
en la realidad como las nubes
deja que está a tiempo
de refregar sus ojos aún nocturnos
la
sed descalza que le anda en la garganta
es un pueblo a pie por el
desierto
Déjalo…
ya irá
primero
que se busque
se
encuentre en pleno tropezón del equinoccio
caiga de la cama unas cien veces
observe en el espejo
la penumbra elástica del rostro
y las ojeras de pie sobre las dunas
déjalo
que sufra
se pueble de espinas
una ola lo revuelque
y sienta el remezón de la corriente
mano que lo samaquea hondo
no
importa
se
dará cuenta que pierde todo
le
gritarán la verdad en la cara
inmaduro
atorrante
bacancito
d e s p i e r t a
se
hará el incomprendido
mar
agitado que despierta a cada rato
cielo
que se encoge y que se estira
llanero
solitario sobre una tabla de surf
y la rebelión
explosión
que exponen sus ojos rojos y saltones
lágrimas
lluvia
que se cuela por los agujeros de la calamina
polvo
que traspasa la celosilla de los sueños
ordena
cerrar los ojos al crepúsculo
ciego
albatro que se estrella contra el cerro
escucha el ala rota
la
cuerda oscura entre los trópicos
el ventarrón que cría una carraspera
ahógate arrástrate
convéncete
intérnate en los chicheríos
encuentra
a tus amigos
señora
Vilma… una jarrita de chicha
que adormite la tristeza la rabia
el animal desmembrado en la basura
pasa el poto
chupa ríe canta
báilate con la doña esa cumbia de moda
luz libertina
crepita dentro
oh vaivén
repítete
reprime el frío
la ausencia solar
el silencio
paciente pescador al borde:
s á c a l e l a n z u e l o a l b a g r e
corre
huye
escarba en la arena
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