miércoles, 8 de diciembre de 2010

Más allá del amor, está el amor



No sé si aquella frase: detrás de cada hombre hay una gran mujer es válida aún, o si lo seguirá siendo en estos tiempos que corren cada día más a prisa. Pero, de lo que sí estoy totalmente seguro, es que seguirá siendo vigente la posibilidad de la pareja como auténtica síntesis creativa.

Después de haber soltado, como muchos, algunas breves lágrimas, cuando Mario Vargas Llosa, en su discurso del Premio Nobel hizo un conmovedor homenaje a su esposa Patricia, me vinieron a la memoria algunas imágenes vividas gracias a la literatura y a sus inabarcables y complejos territorios.

Vi al poeta Alfred Tennyson en la Isla de Wight, Inglaterra, iluminado y pleno por la presencia de su esposa Emily Sellwood; recuerdé al escritor argentino Ernesto Sabato junto a su esposa Matilde Kusminsky Richter, quien lo acompañó por pantanos y praderas, ciudades y paramos, siempre con la dignidad de la maravilla, del continuo descubrir de la esencia humana.

Sábato dice que cuando su madre ya había perdido la lucidez y estaba al borde de la muerte, sólo recobró por un momento la alegría en su mirada para ofrecerle una sonrisa pletórica a la entrañable Matilde. Entonces, el escritor supo que hay cosas que prevalecen más allá de este mundo, pero sobre todo más allá de la razón; Sábato descubrió el milagro, encontró al amor. Dicen los kabalistas que muchas mujeres vienen a este mundo, no para corregir conductas pasadas sino para apoyar a los hombres en su oscuro camino de redención. Creo en eso, como creo en Mario Vargas Llosa y Patricia, ganadores ambos del Premio Nobel de Literatura 2010.

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