Por Marita Troiano
La novela policial es un género narrativo cuyos antecedentes los encontramos, yendo muy atrás en el tiempo, en los cuentos hebreos tradicionales que relataban la sagacidad del profeta Daniel para descubrir enigmas, y también en la tragedia griega Edipo Rey, de Sófocles.
Un poco más cerca a nuestros días, estos antecedentes se hallan en la novela gótica (también llamada de horror) del siglo XVII, cuyos títulos más emblemáticos son El Monje de Mathew Lewis y Frankestein de Mary Shelley.
En España, a comienzos del siglo XVIII también se acreditan como parientes cercanos de la novela policial, a unos escritos llamados Romances de guapos, cuyo autor era Francisco Esteban de Castro, y estaban referidos a historias de salteadores, malhechores y contrabandistas. Estas obras gozaron de singular éxito pero causaron tal inquietud entre los ilustrados de aquel tiempo, que éstos no disimularon sus ansias por prohibirlos.
En España, a comienzos del siglo XVIII también se acreditan como parientes cercanos de la novela policial, a unos escritos llamados Romances de guapos, cuyo autor era Francisco Esteban de Castro, y estaban referidos a historias de salteadores, malhechores y contrabandistas. Estas obras gozaron de singular éxito pero causaron tal inquietud entre los ilustrados de aquel tiempo, que éstos no disimularon sus ansias por prohibirlos.
Pero realmente, la novela policial como tal, la funda Edgar Allan Poe en el año 1841 con la publicación de Los crímenes de la calle Morgue, un relato donde aparece por vez primera un detective de ficción: Augusto Dupin, y que fuera la inspiración para futuras obras de Arthur Conan Doyle, padre del legendario detective Sherlock Holmes.
Luego vendrían las novelas de Chesterton, de Simenon, de Agatha Christie entre muchos destacados cultores de la novela policíaca , quienes lograron imponerla como un género nuevo merecedor del respeto de la crítica.
Y señalo esto último, porque en sus inicios el género policial no fue bien recibido en los ambientes académicos que lo catalogaron como un género menor o como sub literatura, puesto que, argumentaban los eruditos, el crimen -leit motiv de las novelas policiales-, eran un asunto antiestético en el que no había un trasfondo moral ni artístico. Antojadizo criterio que fue perdiendo vigencia con los años, debido a la incuestionable calidad literaria de obras escritas en este género por grandes figuras de la literatura que recibían a diario el espaldarazo de una incontable legión de inteligentes lectores y lectoras en el mundo entero.
En este punto debo destacar como cultores de este género en Latinoamérica a Jorge
Luis Borges y Adolfo Bioy Casares quienes bajo el seudónimo de H Bustos Domecq, publicaron varias colecciones de relatos, a Roberto Bolaño, a Mempo Giardinelli –que llevó las acciones de la novela policial, tradicionalmente asociada a espacios urbanos, a las zonas rurales argentinas, a Roberto Saviano y a Ricardo Piglia entre muchos de los creadores que han fundado una larga tradición de la novela policial latinoamericana .
Una tradición que se enriquece esta noche con el nacimiento de la primera novela policíaca escrita por nuestro compatriota Isaac Goldemberg, y que lleva el sugerente título de Acuérdate del Escorpión.
Una historia fascinante, intensa, vertiginosa, cuya lectura nos guía hacia espacios inéditos y nos entera de presagios e insólitos sucesos que ocurren durante seis días en el centro de una Lima de los años setenta.
Escenario propicio para crear un suspense atenazador, un relato que sin concesiones nos entera de dos estremecedores acontecimientos – los ejes de una trama contundente-, : el crimen de un ciudadano japonés crucificado sobre una de las mesas de un billar, y la extraña muerte de un anciano judío que aparece ahorcado en una vieja pensión. Surge entonces la figura del detective Simon Weiss acompañado del teniente Katón Kanashiro, dos policías de investigaciones que deben buscar claves que les permita resolver los fatales acontecimientos y que se vinculan con otros personajes alentando la narración desde diversas perspectivas.
Gracias al acertado retrato psicológico así como a la correcta caracterización de los personajes en sus respectivas alternancias al interior de un mundo de vaciedad, y a la descripción casi cinematográfica de los acontecimientos que definen ésta novela, con sano escepticismo Goldemberg nos acerca a la verdadera dimensión ética y moral de los protagonistas, permitiéndonos ingresar a sus mundos paralelos creados con sus propias reglas y códigos de comportamiento, a sus contradicciones, un mundo que funde la venganza y el perdón, donde se confunde el amor y el odio, y donde los instintos empujan inevitablemente a los protagonistas a insospechados destinos.
Este notable realismo al describir puntillosamente los aspectos sociales del crimen, la implícita denuncia de la corrupción en el poder y el tácito cuestionamiento a esa difusa división entre el bien y el mal en el pensar y el accionar de los protagonistas , es lo que otorga una mayor brillantez a esta novela , cuyo autor ha sabido condensar lo filosófico cotidiano expuesto en las primeras novelas policiales del siglo XIX, y los mejores elementos de la escuela de la novela policíaca norteamericana del siglo XX, la llamada novela negra porque originalmente fue publicada en la revista Black mask, y también, claro está, por el ambiente de oscuridad que en sus páginas recrea.
La misma oscuridad que ilumina la sordidez del paisaje urbano de una parte de Lima,
tal vez desconocida para muchos, en donde al abrir puertas se escapan ominosos secretos, enigmas e incertidumbres, mientras en las esquinas – secundados por los valses de Pinglo y desgarrados boleros cantineros-, esto personajes se enfrentan a sus equívocos, a sus obsesiones , a su propia fragilidad y a sus errores.
Acuérdate del escorpión ha sido escrita con agudeza y pleno conocimiento de nuestra realidad, no exento de un toque de ácido humor y echando mano a sutiles recursos de seducción, pero además, con una impecable realización escénica, que sin intervalos, nos transmite la asfixiante atmósfera y las sensaciones de impotencia e inseguridad de sus protagonistas.
Sin embargo lo sórdido y oscuro del tema , Isaac Goldemberg no ha postergado el amor, que surge, se eleva y marca las diversas instancias de la narración con ternuras sonrojadas y con ese vaho a melodrama clandestino, derivados del desencanto de los amantes al saber que sus sentimientos están sujetos a las siempre irónicas paradojas del destino.
Para escribir una novela policial se requiere de una serie de habilidades especiales que permitan combinar la acción, el drama y el necesario suspense sustentando la trama, habilidades que Isaac Goldemberg pone de manifiesto desplegando una diligente imaginería, el razonamiento preciso y la sensibilidad necesaria que definen éste libro desde las primeras páginas hasta aquellas donde escribe el destino final de los protagonistas , cerrando el relato al resolver incógnitas, desatando el nudo de una trama que nos mantuvo cautivos y en permanente expectativa. Y al definir este momento culminante, cuando se nos revela el final imprevisible e inesperado, se consolida el aspecto más complejo que todo autor de novelas policiales enfrenta, y que valgan verdades, Isaac Goldemberg cumple con indiscutible acierto.
Literatura. Novela. Acuérdate del Escorpión. Isaac Goldemberg Bay. Marita Troiano.
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