John Martínez Gonzalez es poeta, periodista y promotor cultural, además de un implacable viajero. Nacido en Lima en 1981, ha publicado Collage de Viaje bajo el sello Altazor en 2009 y la plaqueta Doblando en 2010. Los poemas que presentamos a continuación pertenecen al libro inédito Danzak, piedra y acero.
Agua y acero
Escribir un poema
como una manopla
como una danza de tijeras
agujereando los credos,
razón de más para no escribir
sobre el tragaluz de agua
del danzante en luz de luna.
Un poema que al escribirse
invoque algo más que el ritmo
la transfiguración de las extremidades multiplicándose
el clack clack clack
del metal
combando el aire
clack clack clack
la fusión de los metales
convertido en mantra.
Imposible pensar en escribir
un poema
sobre los 36 pasos
sin el río de colores y el trazo perpetuo
del arpa Apu
del violín Huamani,
danzar un poema escrito con el cuerpo
luego de la pagapa
designio de la danza
en un poema imposible de escribir.
Cerros
Padres,
andenes por donde el poema
baila invocando la verdadera agua
el delirio mágico del metal.
S/t
El cuerpo es otra cosa,
el Elegido repercute entre el violín y el arpa
es un instrumento más
es la puerta entre los Apus y nosotros
es un lenguaje cifrado
un latido distinto
el Elegido
es otro cerro
otra forma de la verdad.
S/t
En el plexo de la sangre
la danza alborota al mundo
el Apu llama,
la danza es dirigida
el Elegido ve.
Textos sobre la Agonía de “Rasu Ñiti” luego de ver el film “Danzak”
A Gaby Yepes
Padre enfermo sobre una cama de maderos cruzados
cerros niebla aire amanecido la enfermedad implacable
entonces huir del cuarto hacia la danza
bailando en colores como animales salvajes
o piedras vivas,
dejar el hogar y tener otra casa
-para los Wamanis- en el corazón.
Cada danzante tiene sangre de la tierra para hablar con los Apus
Cada sangre es renovada constante y secretamente en ceremonias en lo imposible de la puna.
Entonces nieve muda hoja de coca
música de lagos pasajeros,
el danzante bailando bajo el sol -
mi padre bajo el sol y sobre la mundo
bailando por última vez,
el Apu ha pronunciado su verdadero nombre,
lo ha llamado
y tijeras de metal para sellar el pacto con la tierra
porque lo que sale de la tierra vuelve a la tierra en otra forma de poder
el rastro y el vestigio
lo oído por mi
desde el vientre de mashica y coca caliente
y maíz con queso
cae la tarde llamado por el Wamani mi padre danza hasta que yo también comienzo a hacerlo.
S/t
Chuspicha teje una danza
y el sonido dentro del sonido me desconcierta,
lo inédito decora la casa
allí veo
una pata de cóndor petrificada y negra
alrededor
pedazos de metal solos
más allá
registros en claroscuro.
Junto a ellos los padres retenidos en los ponchos
la genealogía y el poder.
Ahora la mano de Chuspicha
juntando el metal
cortando el aire
ahora
la danza desbordante
hace tintinear la casa,
vuelve narcótica la hora
invoca
piedras y otros idiomas mudos.
Al fondo los andenes
invadidos por árboles migratorios,
el Sol
dora también el viento
dora también el viento
mientras la tierra se prepara para la primera lluvia
y Chuspicha preña la atmosfera de grandes ojos.
Cae la tarde sobre la tierra
será la primera noche del Pata Tarpuy Raymi.
PRIMERA MIGRACIÓN
Llegaron a la ciudad
y de nuevo se instalaron bajo los cerros
pero esta vez eran de arena
allí no había retama no había ichu
y las manos dolían de estar dormidas.
Luego
la noche y el poder
acomodaron los elementos.
Junto a los desiertos y la orilla
entre dioses de alta marea
y corazones ponzoñosos
ver ahora a un gallinazo
y no al cóndor,
otra piel
otra forma del sonido
otro estado del Elegido
que vuelve a danzar para habitarlo todo.
Gaby Yepes.
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